En tiempos del general ‘Bombita’, allá por el año 1972, desfiló por las calles quiteñas el primer barril de petróleo producido en Ecuador y que luego se vendió a dos dólares y algunos centavos.
Buena parte de los ecuatorianos celebró el suceso. El resto dijo que el ‘oro negro’ va a cambiar la historia nacional, combinando momentos buenos y malos. 43 años después se dice oficialmente que el país vive “tiempos difíciles” por la amarga razón de que pocos años antes el precio de venta era de 100 dólares promedio y, de pronto, bajó hasta unos malditos 30.
El mismo Gobierno, que festejó tan altos ingresos, afronta el reto amargo de adaptarse a las nuevas circunstancias, con todo lo que ellosignifica, cuando ya se había acostumbrado a los 28 ministerios, es decir el doble de los que funcionaban antes de enero del 2007 cuando el Presidente en funciones no juró la Constitución. Los años de las ‘vacas gordas’ dejaron sus recuerdos.
Ganar elecciones fue un grato paseo, entre otras cosas porque funcionaron las obras y no resultó difícil que los hinchas del gobierno fueran más y aclamaran al gobernante, a sus cuatro manos derechas y a su centenar de asambleístas. ¿Volverán a triunfar fácil -y talvez indefinidamente- los protagonistas de las penúltimas y últimas jornadas? Mientras pasa el tiempo y, lentamente, se aproxima la hora de volver a la urnas, se suscitan nuevas discusiones, ahora relacionadas con la falta de recursos económicos. ¿El problema se originó por la dolarización que fue aprobada en una hora de sustos o por el olvido de ahorrar dólares debido al entusiasmo por las inauguraciones?
Sea como sea, se vive la hora difícil de las ‘vacas flacas’. Con el añadido lamentable de que el dólar, que durante casi todo el período de Correa se depreció, este año cambió la tendencia y se fortaleció rápidamente, complicando los problemas ecuatorianos pero obligando al Presidente a decir, con sobra de razones, que la dolarización se mantendrá invariablemente.
En un período de 10 años hay tiempo para todo. Además, la Constitución de Montecristi dispuso que durante algo más de cuatro años los ciudadanos no vayan a las urnas para que el gobernante de turno viva tranquilo y feliz hasta que llegue el 2017. Los asambleístas de ayer no se imaginaban los malos momentos que podían originar el petróleo, el dólar y el volcán. Maldición.
Precisamente, mientras los gobernantes y los ciudadanos lamentaban las bajas del petróleo surgió el otro tema amargo. Cuando el Jefe Rafael viajó a la provincia de Cotopaxi para inaugurar tres centros de salud -siguiendo con su campaña total- caminó un poco más y llegó hasta las cercanías del volcán del mismo nombre, para tener información de primera mano respecto de la actividad del hermoso nevado, que tuvo su última erupción en 1877.El Presidente fue bien recibido y percibió de cerca los efectos de la ceniza y el pánico de los habitantes de las poblaciones ubicadas a corta distancia del gigante Cotopaxi, ofreciendo toda la ayuda monetaria y humana que sean posibles en tan triste y grave circunstancia.