Las noticias sobre muertes, heridas, invalidez y ruina económica ocasionadas por el tránsito de vehículos a motor, se halla en un estado tal que no causan alarma duradera.
Estamos lamentando la muerte de 12 “hinchas” y 22 heridos en un accidente en la vía Molleturo, afectando a partidarios del equipo Barcelona, cuando –casi simultáneamente- se informa de otro accidente, éste cerca de Quito, en el que murieron 24 personas y también heridos de diversas condiciones.
En el accidente cercano a Quito los entendidos “presumen” que el bus de turismo que venía de Colombia sufrió falla en los frenos. Y se dice una vez más y se repite hasta el cansancio, que a partir de Papallacta hacia la capital hay una vía con gradiente fuerte, bien asfaltada y con señales pero si el conductor no está enterado de la extensión de la misma, rueda su vehículo regulando el deslizamiento con la marcha en segunda. Tantas veces aplica el freno, que deja de funcionar; y el vehículo continúa cada vez más veloz y cuando llega a un sector conocido como la “curva de la muerte”, esperan que, arrimándolo a la peña, se detendrá, pero no es así: se destroza y sus pasajeros mueren. Conductores experimentados no solo de carros livianos y de carga, conocen este peligro, pero hay algunos que no: son los candidatos a terminar en la curva de la muerte, por el colapso de los frenos.
¿Quién advierte de ese peligro? Nadie. ¿Quién proporciona información? Nadie.
Es tal la gravedad que el mismo día en que se informa de la muerte de 36 personas en los dos grandes sucesos, también El Universo publica: “Un muerto y seis heridos en dos accidentes en Manabí”
Ofrezco disculpas, si fueren necesarias, a los miembros de la Policía en cuestión de tránsito, pero están en deuda con la ciudadanía.
Lo que se ve diariamente es: algún Policía o Agente de Tránsito que detiene a un infractor, le recita de memoria la ley, las consecuencias en cuanto a su libertad y a la baja de puntos; el infractor asustado por lo que le puede sobrevenir recibe una lección…. y en ciertos casos, algo adicional, experiencia.
¿Cuánto bien funciona la justicia? Que hablen los abogados dedicados a defensa en asuntos de tránsito y quizá se podría concluir que en buena cantidad de casos es tan lenta, engorrosa e ineficaz que no contribuye a sentar precedentes con los irresponsables conductores en estado de ebriedad, exceso de velocidad o con vehículos en malas condiciones mecánicas.
En lo administrativo, deberán poner orden en el sector de autoridades de tránsito. En lo judicial, ser más eficaces y no caer en lentitudes burocráticas, ya que con tanta demora los perjudicados pierden la fe, prefieren abandonar reclamos menores o llegar a un mal “arreglo” con el acusador en casos más graves.