Hasta ahora, los datos recopilados por la OMS indican que se han producido 8 914 casos reportados, de los cuales han fallecido 4 447 enfermos. Ello daría una tasa de mortalidad de aproximadamente el 50%. Sin embargo, esa cifra oficial subestima el impacto real de la epidemia en África occidental porque muchas de las muertes no son reportadas.
La tasa de mortalidad real se encuentra en torno del 70%. En los lugares donde se han realizado estudios detallados se ha comprobado que solamente el 30% de los enfermos sobrevive.
El ébola fue descubierto en 1976, cuando se produjeron dos brotes simultáneos, uno en el Sudán y otro en el Congo. Este último se produjo cerca del río Ébola, del cual la enfermedad tomó su nombre. La actual epidemia en el África occidental es la más seria y persistente hasta ahora. Los primeros casos se produjeron en Guinea. De allí se extendieron a través de la frontera terrestre a Sierra Leona y Liberia, por aire a Nigeria, y por tierra al Senegal. También se produjo un brote (no vinculado a los otros) en la República Democrática del Congo.
Es una enfermedad difícil de detectar a tiempo debido al lapso prolongado que puede existir entre el momento de la infección y los primeros síntomas de la enfermedad. El ser humano no contagia la enfermedad sino hasta que se producen esos síntomas. Para entonces, el enfermo puede haber viajado grandes distancias. Los principales transmisores son los viajeros.
Los tres países más afectados son pobres, tienen sistemas de salud pública débiles, carecen de los recursos humanos y de la infraestructura para enfrentar tamaño desafío, y salen de prolongados conflictos internos. Los gobiernos han tomado medidas draconianas para contener la epidemia.
Durante el último mes se detectaron unos mil casos sospechosos por semana (incluyendo los casos sospechados, confirmados o probables). El virus avanza de las regiones rurales a las grandes ciudades. La Misión de Respuesta de Emergencia de las Naciones Unidas, establecida para coordinar la lucha contra la enfermedad, se ha fijado el objetivo de aislar el 70% de los casos sospechosos en el África occidental y enterrar seguramente al 70% de los muertos dentro de los próximos 60 días.
Hasta ahora, los casos autóctonos (casos en los cuales el contagio se produjo en el lugar donde se detecta el enfermo) conocidos fuera de aquella región del África son pocos.
La comunidad internacional no ha reaccionado con la debida celeridad.
El presidente Barack Obama (Estados Unidos está haciendo una contribución importante para combatir la epidemia) advirtió que debemos ser honestos con nosotros mismos y reconocer que no se está haciendo lo suficiente y que existe una amplia brecha entre lo que se está haciendo y lo que debería hacerse.
Obama advirtió: “Si nos movemos con rapidez ello podría hacer la diferencia entre 10 000, 20 000 o 30 000 muertos”.