Para los politólogos Linz y Stepan, una democracia está consolidada cuando, combinando dimensiones conductuales, actitudinales y constitucionales, ésta se ha convertido, como un sistema complejo de instituciones, reglas, incentivos y desincentivos, en “el único juego en la ciudad” (The only game in town).
Esto implica, desde el aspecto conductual, que ningún grupo esté seriamente buscando el cambio de régimen por otro no democrático.
Desde el actitudinal, que la mayoría de la gente acepte que la democracia es la mejor forma de gobierno (no sólo que nadie intenta cambiar el tipo de régimen, sino que nadie quiere que eso suceda). Finalmente, constitucionalmente, que todos los principales órganos del Estado actúen de acuerdo con las instituciones democráticas. En definitiva, la democracia alcanza su consolidación cuando todos los actores juegan dentro del marco institucional democrático y no buscan vías no democráticas para lograr sus cometidos. Es entonces cuando la democracia se ha convertido en “the only game in town”.
Al posesionarse como Presidente en 2007, Rafael Correa no juró respetar la Constitución de 1998 y en el mismo acto, como había ofrecido en campaña, pidió al Tribunal Supremo Electoral (TSE), que llame de manera inmediata a consulta popular para que se convoque a una Asamblea Constituyente a fin de redactar una nueva Constitución. Pese a que el pedido violaba flagrantemente los artículos 104 y 283 de la Constitución en vigencia, el TSE acogió el pedido, dando paso a una consulta inconstitucionalmente convocada.
El 3 de marzo de ese año, actuando nuevamente de forma inconstitucional, el TSE decidió destituir a 57 diputados y quitarles los derechos políticos cuando éstos pretendieron detener el proceso plebiscitario. Entre el 20 y 21 de marzo, 27 diputados suplentes (los de los manteles), se posesionaron, dándole la mayoría que el gobierno requería para viabilizar el ilegal llamado a consulta.
Como se puede ver, el irrespeto a las instituciones democráticas por parte del oficialismo empezó desde el día uno. Para lograr sus objetivos, desde un primer instante optaron por actuar fuera del marco democrático. De esta forma, quienes colaboraron con el actual régimen desde ese momento y que ahora han abandonado el barco, son igual de responsables de la crisis institucional que vive el país que quienes aún se mantienen leales al proyecto, aunque quieran hacernos pensar lo contrario.
Así, lo que los ciudadanos debemos hacer en las próximas elecciones es evitar con nuestro voto que lleguen a espacios de poder, todos aquellos para los que la democracia no es “the only game in town”, sino que piensen que se trata sólo un instrumento para sus intereses.