Hace unos días en la Asamblea Nacional corría el rumor de que, por fin, el Código Orgánico de Salud (COS) iba a ser aprobado; con el escepticismo de muchos intentos fallidos, la duda se acrecentaba por la extrema debilidad del ejecutivo y del legislativo, a cual más desprestigiado. Sorpresivamente el COS se aprobó; ¿Una explicación? Deseos de “lavar la cara” a una asamblea con miembros involucrados en cuotas de poder para la gestión de hospitales y fraudulentas entregas de carnets de discapacitados.
En tan desfavorable contexto, el COS tiene mucho ruido (216 páginas, 405 artículos, 80 disposiciones) y pocas nueces, sobre todo en lo relativo a la crónica desarticulación de instituciones y actores del sector salud, por la falta de un Sistema Nacional de Salud. El articulado al respecto es un compendio de buenas intenciones que no precisa atributos de dicho sistema, ni establece mecanismos operativos para su hipotética implementación.
Y si bien restituye el Consejo Nacional de Salud, valioso espacio de concertación pulverizado por el correísmo, la versión reencauchada del “Consejo Nacional del Sistema Nacional de Salud” concebido como “Mecanismo de Articulación del Sistema Nacional de Salud”, es apenas declarativo, pues debe respetar “las particularidades de las instituciones financiadoras, aseguradoras o prestadoras de servicios de salud públicos, a fin de no afectar su funcionamiento y operación”. Otro problema conceptual es el asfixiante enfoque centralista de una omnipresente Autoridad Sanitaria Nacional, que poco valor otorga al aporte local comunitario, a despecho de enunciados generales sin respaldo financiero.
Por otro lado, a través de ciertos medios de comunicación y redes sociales, se han expresado criterios sin fundamento técnico, sobre algunos temas del COS; una corriente de opinión, a cuenta de una antojadiza sospecha de aborto provocado, pretende convertir al médico en comisario y eximirle de su obligación de atender -apegado al secreto profesional- cualquier emergencia, con riesgo de sanción en caso de incumplimiento. Este y otros asuntos de similar índole deben respetar la preeminencia de la salud pública sobre otras consideraciones, y preservar avances del COS al respecto.
En cambio, toda vez que temas estructurales inherentes al Sistema Nacional de Salud: adecuada gobernanza, financiamiento mancomunado con calidad de gasto, gestión orientada a resultados, enfoque descentralizado, planificación de base local, efectiva participación ciudadana, entre otros, apenas se tocan en el COS, es preciso trabajar una ley específica, que inequívocamente mande o prohíba. Se requiere también presión social y voluntad política gubernamental. Lectura para candidatos (calificados) a la Presidencia y Asamblea.