Las recientes elecciones de Chile, sumadas a las protestas de octubre del 2019 y a la Constituyente que está por concluir son un conjunto que explican en parte el proceso electoral del pasado domingo 21 y a su vez dificultan la percepción de los resultados finales del 19 de diciembre. Los datos de las encuestas fueron acertados para los primeros lugares: José Antonio Kast y Gabriel Boric. El primero de extrema derecha que no tuvo reparos en identificarse con algunas políticas de Bolsonaro y hasta de Pinochet; por lo tanto, es evidente que no lo espantaron los fantasmas siempre presentes en la disputa entre la dictadura frente a la democracia. Por su lado, Boric es un conglomerado de diferentes fuentes, pero es claro que su ubicación final estará con el centro izquierda.
Un dato que es la primera sorpresa son las preferencias electorales en la zona metropolitana de Santiago y regiones adyacente a favor de Boric; mientras que el sur mayoritariamente es por Kast. La otra sorpresa es la votación de Franco Parisi que no estuvo en Chile por problemas legales personales y que ocupa el tercer lugar. Sin duda es un Chile diferente al de la Guerra Fría, al de los gobiernos de la Concertación, incluso al de Sebastián Piñera. Por ese motivo es necesario remarcar los principales hechos en su contexto: el triunfo del NO en el plebiscito convocado por Pinochet, los cuatro gobiernos seguidos de la concertación (Aylwin, Frei, Lagos y Bachelet); debe añadirse, el gobierno de Sebastián Piñera. Se están diluyendo o la página de la historia fue cambió violentamente el 18 de octubre del 2019.
Frente al discurso y proclamas ideológicas del ayer surgen nuevas agendas relacionadas con los jóvenes, las mujeres y los pobladores de barriadas que dejaron de ser “la carne de cañón” tradicional.
Sin embargo, como en varios países, la lógica va en sentido contrario los eventuales resultados electorales. Después de los tramos finales del gobierno de Piñera (el caso de los papeles de pandora) y los de octubre de 2019, las encuestas aseguraron una ubicación de Kast y Boric en los primeros lugares. Del otro lado, luego de Nicaragua, Venezuela y Cuba, la izquierda se muestra firme y mantiene su convocatoria. Debe agregarse que Chile, al igual que el Ecuador, se elige simultáneamente a legisladores en la primera vuelta como al Presidente. La diferencia es que en Chile históricamente predominaban los partidos políticos mientras que en Ecuador solo tuvieron un nivel regional; en consecuencia, la ingobernabilidad viene de cuna en la mitad del mundo.
El próximo gobierno chileno, salvo algún régimen de excepción en el nuevo texto que apruebe la Constituyente, deberá gobernarse con dos constituciones. La de 1980 y la que se aprueba en el proceso de referéndum que asegure el nuevo texto.
En Ecuador seguiremos atados a la de 2008 salvo que logre un acuerdo de reforma constitucional que logren desaparecer el Consejo de Participación y que se elijan a los legisladores en la segunda junto a la segunda vuelta presidencial.