El inmenso poeta peruano César Vallejo, en ‘Los heraldos negros’, dice en la primera estrofa: “Hay golpes en la vida, tan fuertes…¡Yo no sé!/ Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, / la resaca de todo lo sufrido / se empozara en el alma…¡Yo no sé!
En las últimas horas, Hugo Chávez ha recibido un golpe que abatirá su ánimo, ya bastan-te desmejorado, porque se frustró su vehemente deseo por establecer un organismo como Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) que hiciera desaparecer la Organización de Estados Americanos y así excluir a Estados Unidos y Canadá.
A la cita, celebrada hace pocos días en Caracas, concurrieron los representantes de 33 países. Luego de los discursos de rigor, se llegó a la conclusión que la megalomanía de Chávez, acompasada por los escasos acólitos que aún le quedan, no procedía, siendo así que la pretensión chavecista se convirtióúnicamente en un foro de integración, al igual que el sinnúmero de organismos que pululan en la región. Pero como a Chávez y a sus prosélitos no les interesa un organismo que analice y resuelva los problemas económicos y sociales, ya que su proyecto era fundamentalmente político, el nuevo ente simplemente quedará en el limbo, aquel sitio en donde se ubican los sucesos que no tienen resolución.
Uno de los más entusiastas en la creación del organismo idealizado por Chávez, fue quien tiene la vana pretensión de ser su álter ego, el Presidente actual del Ecuador, quien haciendo gala de su desgastada retórica llevó a los asistentes del evento malogrado hasta el límite del fastidio, ya que les relató, a su manera, una extenuante y cansina letanía sobre el tema de la libertad de información y expresión, como si los concurrentes no conocieran que los derechos humanos son universales, innatos, irrenunciables, obligatorios, inalienables, imprescriptibles, indivisibles, inviolables y progresivos. Por tanto, resultan de aceptación indiscutible para todos aquellos países que se encuentran dentro del marco de la OEA, que salió incólume de la trapisonda que intentaron perpetrar aquellos que han demostrado su aborrecimiento por la democracia.
Es así que luego de concluir la reunión convocada y que tuvo un resultado totalmente contrario al sainete que intentó montar Chávez, ahora solo queda a los contumaces violadores de los instrumentos internacionales, practicar una catarsis, a efecto de que logren entender que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, uno de los instrumentos de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, no espera dádivas de cualquier atrabiliario gobernante, sino ejercitar los mecanismos necesarios para el respeto que se merecen los ciudadanos y las instituciones de los países miembros de la democrática OEA.