Mañana lunes empieza la decimo séptima edición del Challenger de tenis, en el Club Buenavista de Quito. Este campeonato repartirá 35 mil dólares en premios y 80 puntos de la Asociación de Tenistas Profesionales. Se trata, pues, del campeonato más importante que tiene Ecuador en el ámbito tenístico, después de la Copa Davis.
Estos torneos son de gran importancia para sus protagonistas porque permiten que los tenistas midan sus fuerzas contra jugadores tal vez más experimentados de otros países. Dentro y fuera de las canchas, aquellos deportistas tendrán la oportunidad de intercambiar experiencias sobre una disciplina tan exigente.
Para los expectadores, el Challenger es una oportunidad para mirar buen tenis y hacerse una idea del estado de este deporte a nivel latinoamericano y mundial. Mirar un partido por televisión no es lo mismo que verlo de cerca. Uno puede apreciar con mayor nitidez de qué manera cada jugador resuelve un punto a su favor o cómo un tenista es capaz de recuperar su concentración y tomar la iniciativa durante un mal momento del partido.
El ambiente que se vive durante los días de competición es alegre y amistoso. Se puede sentir la emoción –y también a veces los nervios– de los participantes antes de enfrentar un partido y tanto derrotas como victorias son celebradas y aceptadas con estoicismo y caballerosidad.
Por el Challenger de Quito han pasado tenistas jóvenes que luego se convirtieron en importantes figuras del tenis mundial. En el ámbito local, el jugador que más ha brillado en este campeonato es Giovanni Lapentti –hermano menor de Nicolás– quien ha ganado cuatro veces este torneo y que en esta oportunidad no podrá defender su título porque está lesionado.
Para quienes no conozcan demasiado este deporte, el Challenger de Quito es una magnífica oportunidad para observar de primera mano su brillantez y ritmo vertiginoso. Sacar, volear, definir en la red o defender desde la línea de base son facetas distintas de este deporte maravilloso. En cada una de ellas el jugador necesita habilidades diferentes y siempre unos reflejos bien aguzados.
Quienes no tengan un deporte de su preferencia pueden tomar esta oportunidad para constatar que el tenis no solo requiere de una excelente condición física sino también de carácter y presencia de ánimo. Por ser menos abrupto que en canchas duras, el tenis de arcilla es, además, una oportunidad para que los no iniciados observen con mayor detenimiento los diferentes tipos de golpes que tiene este deporte.
En fin, creo que este campeonato internacional de tenis es un evento deportivo de gran importancia para Quito. Quienes vayan a verlo se contagiarán del pundonor y la excelencia que promueve este deporte.