En estos días, el Dr. Carlos López Ayala ha sido condenado a un año de prisión. Es el cirujano que trató de salvar la vida de la ciudadana francesa Charlotte Mazoyer, a quien unos delincuentes la habían herido con arma de fuego comprometiéndole órganos vitales. El hecho ocurrió el 12 de noviembre de 2009.
En el juicio penal que se instauró el juez desestimó la acusación de mala práctica médica que pesaba sobre el Dr. López. Los asesinos, a 25 años de prisión. Quedó en entredicho la hora y media que se perdió desde cuando ocurrió el delito, Charlotte Mazoyer fue llevada a un hospital importante del Ministerio de Salud, en donde no fue atendida, hasta que llegó a una clínica particular.
Llamada de emergencia, el Dr. López no tardó en hacerse presente. Durante cinco horas nuestro colega luchó por salvar la vida de la ciudadana francesa. Falleció en mesa de operaciones.
Vinieron a Quito, luego de ocurrido el desenlace, el padre de Charlotte, médico especializado en emergencias, acompañado de un colega también francés. Burlando disposiciones jurídicas, los órganos de la señorita Mazoyer fueron llevados a Francia sin cadena de custodia.
Tal parece que el padre de la joven Charlotte, asesinada por delincuentes comunes que los hay en todas partes, volvió a Francia con el corazón destrozado y una inquina eterna hacia el Estado ecuatoriano y sus servicios de salud. Comenzó a mover cielo y tierra para que se haga justicia y se llegue a definir la culpabilidad de quienes le negaron a su hija la atención urgente que requería.
Las presiones desde Francia, al más alto nivel, llegaron a los personeros del Estado ecuatoriano. Es así como se ordenó, no cabe otra explicación, que se abra el expediente del caso Mazoyer y se encuentre “un chivo expiatorio” (expresión utilizada por un articulista de opinión): el doctor Carlos López Ayala, cirujano de prestigio, respetable por el lado que se le mire, quien no tuvo arte ni parte en esa pérdida de tiempo (hora y media), que de no darse pudo significarle la vida a la ciudadana francesa.
Es de advertir que el 95 por ciento de quienes sufren una herida como la suya, fallecen, según estadísticas internacionales.
¿Qué de extraño resulta que la Federación Médica Ecuatoriana, los médicos del país digamos, hayan salido en defensa del Dr. López? Ninguna consideración política de por medio. Lo que sí hay es una víctima inocente y, también, desde luego, una justicia intervenida por los poderes fácticos.
De ahí mi convencimiento que tan solo con una justicia independiente podremos llegar a neutralizar la corrupción e iniciar el camino que nos lleve a la justicia social con libertad. Penoso llegar a la conclusión que tan solo 2 de los candidatos a la Presidencia, no han sido protagonistas o adláteres en acciones que destrozaron la independencia del Poder Judicial.
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