Nuestro país tiene muchos años dentro de la industria del petróleo y ha adquirido valiosa experiencia, se han formado cuadros del más alto nivel en todas sus fases y en diferentes especialidades. Tenemos cultura petrolera por lo que es inadmisible que se pretenda sorprender con cualquier capricho o interés que no responda a la realidad de la industria, que por su dinámica exige de una constante adecuación a los cambios: tecnológicos; socio ambientales; económicos; energéticos; de mercado, etc. Al momento lo que se requiere es la creación de una empresa petrolera que sea autónoma financiera y administrativamente, con una estructura organizacional ágil y eficiente, con estados financieros auditables que tengan un sistema contable bajo normas internacionalmente reconocidas, con procesos e indicadores técnico económicos que permitan la comparación de sus resultados, con un sistema de: contratación; venta y comercialización, claro y transparente; con un programa anticorrupción hecho a su tamaño, estructura, operaciones geográficas, etc. y con evaluación periódica de los riesgos.
A cambio se ofrece un rompecabezas armado al apuro para que inicie actividades comenzando el 2021. La poca información recibida indica que la preocupación es cumplir una disposición presidencial efectuada bajo otras consideraciones y que actualmente no tiene sentido. Se ha cumplido con pasos obvios, pero no trascendentales: refrescar la imagen con un nuevo logotipo; homologación de la correspondencia; integración de la telefonía y sistemas informáticos, unificación de correos. De lo medular, nada, se mantendrá la normativa interna vigente en Petroecuador que es muy cuestionada, los cargos jerárquicos superiores (Petroamazonas tiene exceso de niveles gerenciales), los puntos neurálgicos como financieros, legales y logísticos, se tratan de solucionar con acuerdos y maquillaje, todo seguirá prácticamente igual. Se habla de ahorro al reducir áreas y personal, algo insignificante comparado con lo que se puede obtener con un alineamiento estratégico a los referenciales de desempeño y rentabilidad de empresas comparables, hay oportunidades de mejora en: generación de caja; eficiencia y efectividad operacional; maximización del valor de la empresa generando ahorros y liquidando activos improductivos. ¿Hay estudios, en que gaveta dormirán?
Insistimos en que el país necesita una empresa construida sobre los cimientos de autonomía financiera – administrativa, si por la situación económica actual no es posible o no se quiere asumir importantes retos, que se deje lo hecho como un ejercicio para que el nuevo gobierno encare a plenitud este fundamental proyecto de consolidación de la industria, dando paso a que se estructure una organización férrea que abarque todo el ámbito energético y adicionalmente vaya por el sendero de la descarbonización.