Por dónde caminan los jóvenes
Las nuevas dinámicas de la vida, tan cambiantes y rápidas, obligan a correr al mismo ritmo para marcar el paso y abordar los nuevos problemas, sin perder de vista los anteriores, de una sociedad más indolente, en la que más cuentan los recursos materiales que los morales y éticos en lugar de ponerle atención, sentarse a escuchar y procesar las demandas de las nuevas generaciones, sin dar malos ejemplos (la intolerancia).
Los niños, niñas, adolescentes y jóvenes –que son la mayoría en nuestra sociedad- tienen grandes desafíos y oportunidades y han demostrado que miran al mundo diferente, con múltiples aspiraciones y legítimo derecho. Muchos se han abierto paso para triunfar y han logrado éxitos en forma pro activa y pro positiva. Ellos viven una dinámica de competencias y a momentos no se les facilita ni se les comprende en su verdadera dimensión, pero también existe la necesidad de la guía y el calor humano, que a veces está ausente.
A partir de este hecho positivo y las fortalezas y oportunidades que tienen, no se pueden ocultar los problemas, las debilidades, las vulnerabilidades y las amenazas debido a la inseguridad y la incursión en mundos que no llevan a buen puerto. Ese es el caso de las drogas.
Hace poco se hizo pública la tercera encuesta nacional sobre consumo de drogas en estudiantes de enseñanza media, con el aval de la ONU, la Procuraduría, el Observatorio de Drogas, el Consep y el apoyo de Cepar y el Ministerio de Educación, entre otros, y sus resultados deben ser no solo analizados sino procesados adecuadamente.
Si bien la encuesta da cuenta de un pequeño aumento en el consumo de unos productos y la ligera reducción en otros, el principal problema obedece a la tendencia de la incursión en este mundo a una edad cada vez más temprana. El promedio es entre 12 y 13 años, edad en la cual debieran estar disfrutando y ocupados en actividades saludables.
En esta era de la información, con la cual se puede ganar todo y sin ella fracasar, están a la mano los materiales pero no se usa adecuadamente las herramientas y en otros casos se los hace con cabal conocimiento de causa. Según la encuesta, la sustancia más consumida por los estudiantes ecuatorianos es el alcohol en sus diversas manifestaciones. Este problema se ha agravado aún más en vista de que en los últimos 10 años aumentó en casi 26 puntos (del 53,9 al 79,4%).
Estos ejemplos deben llamar a la reflexión, a la rectificación y lograr no solo el control sino la concienciación sobre esta radiografía en la que están involucrados primeramente los padres de familia, docentes y autoridades y en general toda la sociedad, especialmente para no estigmatizar a quienes se han metido en el mundo de las drogas y el alcoholismo sino para tenderles la mano y ayudarles a salir adelante.