Boom documental

Los documentales ecuatorianos continúan ganando premios afuera. En comparación con las películas de ficción, se diría que están mejor armados y al utilizar recursos como la narración en primera persona suelen lograr una calidez y una intimidad que atrapan al espectador como un buen cuento. A ello se añade, en varios casos, una larga investigación y la cualidad de ser dirigidos por mujeres.

El filme más emblemático de los últimos años es, sin duda, 'Con mi corazón en Yambo', testimonio en primera persona de María Fernanda Restrepo, quien se vale de la cámara para narrar con crudeza la historia de sus hermanos asesinados por los agentes del Estado. Difícil superar en emotividad e impacto al relato de esa lucha por la verdad conocida por todo el país.

Otra cineasta, Carla Valencia, hija de inmigrantes, cuenta con familiaridad y ternura las vidas o muertes de sus dos abuelos: el médico ecuatoriano que buscaba la inmortalidad y el comunista chileno desaparecido por la dictadura de Pinochet. Ambos documentales han obtenido reconocimiento internacional y buena asistencia de público.

Por la misma senda política se lanzó Isabel Dávalos al abordar la historia de Alfaro Vive Carajo. De nuevo la presencia del gobierno represor de Febres Cordero contra un grupo de izquierda alzado en armas, pero en este caso no logré entender qué hacían allí los videos familiares de la infancia de la directora que no tenían relación alguna con el tema central. Tampoco me pareció atinada la intromisión de las relaciones de Yanara Guayasamín con su famoso padre en un documental muy bien filmado, por lo demás, sobre las ceramistas de la península de Santa Elena. Para que funcione con naturalidad, la primera persona debe brotar del interior del tema y no ser impuesta desde fuera.

No he visto aún 'El grill de César', que acaba de ser galardonado en el festival de Toulouse, pero leo que estamos frente a un relato autobiográfico de David Aguirre, quien incluso llega a cantar su retorno al Ecuador para salvar el grill de su papá. Premiada también en Francia, 'La muerte de Jaime Roldós', de Manolo Sarmiento y Lisandra Rivera, enfoca la historia del país en su último retorno a la democracia. Aquí, la carga dramática se acentúa por la participación de Santiago Roldós, cuyo punto de vista, aunque respetable, se vuelve predominante. Para nivelarlo se echan de menos argumentos de quienes cuestionan la tesis del complot. Porque los fascistas del Cono Sur eran muy malos y mataron mucha gente y la CIA también, nadie lo duda, pero si uno analiza el contexto histórico no ve qué necesidad tenían de cargarse a Jaime Roldós, que era una gran persona, bien intencionado y tal, pero no significaba una amenaza real para el sistema.

Capítulo aparte merecen Pocho Álvarez, quien viene rodando documentales contra el poder desde hace 30 años, y el flamante 'Spencer', cálido retrato del legendario goleador negro que naciera en Ancón.

Suplementos digitales