Sin duda alguna la elección de Joe Biden como presidente de los Estados Unidos, es para América Latina una noticia relevante, no sólo por su trayectoria política y humana, cuanto por la expectativa de una relación positiva con el continente Americano.
A primera vista Biden es percibido como un personaje mesurado y sensato, además de sensible y humano, condición que sería el resultado de episodios difíciles vividos y que contrariamente a endurecerlo habrían hecho de él un hombre luchador, amoroso con su familia e incansable en sus objetivos políticos, así se deduce de su primer discurso como presidente electo, donde hizo énfasis en la reconciliación, la unidad y la grandeza de los Estados Unidos, demostrando un perfil distinto al del presidente actual.
“Estados Unidos es un punto de referencia para el mundo, seremos guía no por ejemplo de nuestro poder sino por el poder de nuestro ejemplo” manifestó Biden en una de sus intervenciones y aunque no ha detallado cómo será su relación con las diferentes regiones del mundo, estas palabras inspiran confianza de que el trato con sus vecinos latinoamericanos podría ser menos dura y grosera que la que mantuvo el presidente Trump sobre temas como la migración, el comercio, el medio ambiente y otros de vital importancia, no solo para la región sino para el mundo. Vale recordar no solo la oposición al ingreso de latinos en EE.UU. sino la obstinación por la construcción de un muro en la frontera con México, la brutal e inhumana separación de sus padres de cientos de niños hijos de migrantes como forma de disuadir el ingreso de sus progenitores al país norteamericano, la prohibición de que ciudadanos musulmanes de 7 países orientales pisen tierra americana, el retiro del Acuerdo de París sobre el cambio climático alegando que es perjudicial para la economía, etc. Su desinterés por la región fue evidente tanto que casi no la visitó y su nivel de contacto no pasó del elemental.
El paso de Biden por la Casa Blanca, como vicepresidente del demócrata Barack Obama, sus duras vivencias humanas personales y familiares, su trayectoria política y su experiencia pueden convertirlo en el apoyo y referente que necesita el mundo occidental en momentos críticos para la economía y la sociedad global a causa no solo de la pandemia sino del nuevo orden económico internacional impuesto por la globalización y el despertar de la región asiática y particularmente China que sueña con convertirse en el nuevo imperio del universo.
Desmarcarse de la izquierda radical, pese a la acusación de sus rivales republicanos, es buena señal de defensa de la democracia representativa cuya fortaleza requiere con urgencia A. L. Por detalles sin embargo, habrá que esperar que se siente en el sillón de George Washington y ejecute lo dicho.