Uno de los mayores reservorios de fuentes para la historia ecuatoriana, la Biblioteca Ecuatoriana Aurelio Espinosa Polit (BEAEP), está en serio peligro. Recursos legítimos que debe recibir de parte del Estado, no llegan de manera oportuna, dificultando su capacidad de operación.
Hay al menos dos elementos claves para que la memoria se convierta en historia: el historiador y las fuentes. Las fuentes orales o escritas son procesadas, criticadas y usadas por el historiador que reconstruye respetuosa y críticamente el pasado.
Las fuentes documentales se alojan en los archivos y bibliotecas. Algunas de ellas son montadas y administradas por el Estado. Otras son producto de esfuerzos particulares o de instituciones como la iglesia.
En 1930 gracias al esfuerzo de un joven jesuita, Aurelio Espinosa Polit, en Cotocollao, surgió uno de los centros especializados en recuperar documentos, material gráfico y libros de autores ecuatorianos antiguos y contemporáneos. La idea central era preservar todo ese acerbo intelectual y espiritual de un pueblo para ser estudiado y digerido por estudiantes, docentes e investigadores y ser transformado en Historia.
Desde aquellos años, la BEAEP se ha convertido en una joya documental, necesario complemento de la Biblioteca Nacional y del Archivo Nacional. En otras ocasiones ha sido la única fuente de la que han podido beber los investigadores nacionales y extranjeros. Sin este aporte muchas investigaciones y conocimiento de nuestro pasado no hubieran salido a la luz.
Y es que en este recinto se encuentra información extremadamente valiosa. Según su página Web, hay un fondo general que se incrementa año tras año gracias a que es el archivo de respaldo de Depósito Legal. “Lo que significa que, por ley, de toda publicación que se realice en el Ecuador se consigna un ejemplar a la BEAEP”. También la biblioteca recibe donaciones, por lo que este fondo supera los 110 000 títulos de diversas disciplinas.
“El Fondo Antiguo Ecuatoriano está compuesto por 7 295 ejemplares impresos desde el año 1759 hasta el año 1900… El Fondo Antiguo Extranjero comprende muchos de los libros que formaron parte de las nutridas bibliotecas que tuvo la Compañía de Jesús en la Real Audiencia de Quito… que pertenecieron al Colegio Máximo y a la Universidad de San Gregorio…”.
En la hemeroteca se hallan colecciones valiosas de periódicos, revistas, cancioneros, catálogos, hojas volantes producidos por los más diversos actores de la historia ecuatoriana.
La academia y la sociedad ecuatorianas valoran y defienden este imprescindible espacio para la educación y la historia del Ecuador, por lo que la Unesco le concedió un certificado por custodiar la Memoria Científica de América Andina. De la misma forma el estado debe apoyar a la BEAEP y cumplir con los mandatos legales transfiriendo los recursos que por ley le corresponde.