Los próximos días, bajo el ritmo del Waka Waka y con la atención centrada en Sudáfrica 2010, la Asamblea Nacional -o al menos sus delanteros, de filiación correísta- pretenden concretar finalmente un gol con la llamada Ley de Comunicación. Pero en la preparación del partido decisivo ha habido muchos errores tácticos que es necesario revisar.
La oncena liderada por la presidenta ocasional Betty Carrillo tuvo nueve meses, incluidas tres prórrogas, para armar un proyecto aceptable sobre un tema crucial en el que no caben ni una visión sancionadora ni sesgos po-lítico-ideológicos que abran la puerta a la intromisión del Gobierno. Esa propuesta consensuada con base en el acuerdo legislativo de diciembre jamás cuajó.
Entonces, el presidente de la Asamblea, Fernando Cordero, decidió preparar el jueves una jugada de pizarrón, con la ayuda de dos de sus asesores y con la presión del bloque de Alianza País, para introducir unos textos que dejan de lado el radicalismo y la bobaliconería y que ya pueden dar materia para una discusión seria en el segundo y definitivo debate.
Cordero, sin embargo, recurrió a un arbitrio considerado ilegal por la principal afectada, pues el informe final para el debate tiene que salir de la Comisión que ella preside. Al parecer era el único camino que le quedaba a este ‘Maradona’ de la Asamblea, pues llegó a sentir temor de que le pasara lo mismo que con la Ley de Aguas, donde tuvo que conformarse con perder.
Ese operativo tiene el principal escollo en la asambleísta Betty Carrillo, quien se siente irrespetada en su trabajo al frente de la Comisión y está decidida a seguir adelante con su proyecto. Una de las cosas que más le duele es que se abra la posibilidad de que la oposición tenga algunas coincidencias con el texto que salió de las reuniones con A. País.
Esta semana será de forcejeo, entre la jugadora que ha venido acumulando una serie de tarjetas amarillas por sus innumerables errores y ‘fouls’ en el tratamiento del proyecto de Ley, y entre un DT que quiere imponer una jugada de última hora para ganar el partido.
Como sea, el tratamiento de la Ley ha sido un mal ejemplo de lo que sucede cuando un tema queda a merced de la pasión de una persona o de un grupo, por un lado, y, por otro, no tiene el debido seguimiento para asegurarle la suficiente legitimidad legislativa y social.
Queda por ver qué pasa dentro de la Comisión, pero lo único seguro es que el proyecto no será puesto a debate definitivo si Cordero no considera que no existe el apoyo suficiente; por ello, no descarta acudir a los jefes de bloque para destrabar el tema. A Carrillo le quedan pocas posibilidades de ser ella la que marque el ansiado gol, y de poco le servirá declararse víctima de acoso mediático o de la sinceridad de Cordero quien cuando, sin percatarse de que el micrófono de Radio Democracia estaba encendido, la calificó de necia.