Las altas tasas de interés en el Ecuador son, en buena parte, el resultado del alto riesgo país. La lógica es sencilla: el riesgo país es un reflejo de una sociedad que no inspira confianza. Así, la única manera por la que un país así puede atraer depósitos de largo plazo hacia su sistema financiero es pagando altas tasas de interés.
Por eso, las tasas que pagan los bancos y las cooperativas en nuestro país por los depósitos a plazo son tan altas, pudiendo llegar a 10%. Si la tasa que pagan es alta, entonces la tasa que cobran va a ser todavía más alta y eso explica por qué, en el Ecuador, los intereses en dólares superan en tanto a los que se cobran en los Estados Unidos o en Panamá, a pesar de estar en la misma moneda.
Al riesgo país no se lo se lo puede bajar ni por decreto ni por declaraciones oficiales. Solo se lo puede bajar generando confianza en que el país no va a implementar malas políticas económicas, ni hoy ni en el mediano plazo.
Eso significa que, incluso si se cambia de gobierno, no se hará tonterías en el manejo económico. Y eso nadie lo puede garantizar en este país.
En los últimos meses, nuestro índice de “riesgo soberano” ha subido, al igual que la mayoría de los índices de los países de América Latina (y muchas otras economías emergentes). En mayor o menor escala, han subido Colombia, Perú, Chile, Argentina, Bolivia, Panamá y El Salvador.
Pero los dos países donde el aumento ha sido especialmente bajo son Brasil y Costa Rica. Y en ninguno de los dos países los políticos son perfectos, pero tienen clara la importancia de cuidar los equilibrios macroeconómicos (= no hacer tonterías).
En el caso concreto de Brasil, todo el mundo sabe que, incluso si gana Lula, el país no va a perder el norte en manejo económico. Eso es todo lo que se necesita para tener un riesgo país cuatro veces menor al ecuatoriano.