Democracia, respeto a las libertades individuales y a los derechos humanos, tres ejes fundamentales que enseña Taiwán. Democracia, basada en el respeto a las instituciones y a la independencia de las funciones. Respeto a los derechos humanos aunque en materia de justicia y de drogas sea muy duro.
Existen cuatro penalidades, de acuerdo a la gravedad y reincidencia de acciones. Primero puede tener cárcel de 3 años, luego de 5 y hasta 10 años. Posteriormente cadena perpetua y finalmente llega hasta la pena de muerte.
Si bien son otras culturas y en el Buró de Investigaciones del Ministerio de Justicia admiten debilidades en materia de prevención, el nivel de decomiso de drogas es bajo, según el profesor Luis Chong. Se habla de kilos mientras en Latinoamérica prolifera la aprehensión de cientos de toneladas, de lo que se descubre.
El combate a la corrupción es firme. El ex presidente Chen Shui Bian está preso, con condena de 17 años por llevarse 170 mil dólares. Además, los políticos encontrados en corrupción o en compra de votos quedan inhabilitados de por vida.
Imagínense lo que sucedería en América Latina, en donde al poco tiempo de estar involucrados en actos de corrupción salen a dar cátedra de moral. O el escándalo que resultaría cuando se habla de corrupción por contratos de millones de dólares en compras públicas, aunque las coimas y comisiones no se registren ante notario, pero se evidencia el cambio de estilo de vida y del nivel de bienes, antes solo atribuido a los pelucones. Por cierto, en materia de corrupción existe uno que pide y otro que da y que generalmente proviene del sector privado.
Según el profesor de la Universidad de Tamkang, Alexander Chieh Cheng Huang, en democracia se discute, se discrepa, se tolera, se escucha y se procesan los planteamientos, sin deslegitimar a los contrarios ni al resto.
Quizás lo más importante, el respeto a las libertades individuales. El respeto a la libertad de expresión y de opinión. Aunque el desafío es libertad con responsabilidad, Alexander Yui, del Departamento para América Latina y el Caribe de la Cancillería, sostuvo que hay respeto irrestricto a lo que hace la prensa, incluso “aunque digan y escriban tonterías”. “Aquí la voz es libre, aunque estén equivocados…”. Reconoció que los funcionarios públicos están más expuestos a la crítica por las tareas que cumplen.
A los medios de comunicación se les otorga una licencia y ellos pueden hacer en extremo lo que quieran, según el profesor Chao Shou Po, ex ministro y hoy asesor presidencial.
El problema fundamental pasa por el respeto a las instituciones y especialmente el mejoramiento de la calidad de la educación, que enseña valores desde pequeños y porque los malos ejemplos de los mayores no sean la guía de una vida en una sociedad en desarrollo.