Antes de la pandemia la equidad social sufría el impacto del estancamiento económico y cuando aquella sobrevino aumentó drásticamente el empobrecimiento de los sectores vulnerables al retroceder el empleo de jóvenes y mujeres y los ingresos de los micro emprendedores informales que carecen de protección social. Ahora tenemos un millón de ecuatorianos que sufren las carencias de lo básico sin que la sociedad tenga conciencia moral frente a lo que ocurre.
Paradójicamente, la llamada Ley Humanitaria estimuló los despidos por fuerza mayor, autorizó la baja de los sueldos y del tiempo del trabajo formal, sin que haya habido el auxilio de una política de protección social porque la pandemia nos encontró en soletas fiscales. Ahora el mayor problema es la población que ha sido botada a la calle para que cada uno busque una estrategia de supervivencia, abandonados por el Estado y la sociedad opulenta solo anhela con avidez la acumulación de dólares.
El Gobierno quiso pero no pudo racionalizar los subsidios en octubre/2019 debido a su falta de fuerza política para ser obedecido, por lo que se impuso el populismo contraproducente que no entendió que había que eliminar los subsidios a los combustibles que favorecen a los que no necesitan. Luego el Gobierno planteó una contribución de los más ricos para equilibrar los ingresos fiscales que sirven para sostener el Estado pero el Partido Social Cristiano se opuso con argumentos ideológicos obsoletos. Luego fue negado el anticipo del impuesto a una renta ya ganada y percibida, por presiones de quienes son dueños de los dólares en el Ecuador. Como consecuencia solo se aprobó la Ley Humanitaria que hace pagar los platos rotos a los pobres con el argumento que esto es necesario para mejorar la productividad para ser competitivos…
Ahora no es el momento de diferir responsabilidades sino de pedir un crédito “humanitario” a los multilaterales para entregar una renta básica por lo menos durante un año a los más pobres del Ecuador para que puedan consumir alimentos esenciales para su vida y provocar un aumento de la oferta productiva de las empresas que están desfalleciendo.
Asimismo es urgente que los pobres a los que han disminuido su salario o han sido despedidos, tengan la cooperación de la sociedad para no salir expulsados de su vivienda. Por ejemplo se les debe disminuir el arriendo en los mismos porcentajes de su merma de ingreso o entregar una cierta cantidad para que paguen por lo menos la mitad del arriendo durante un año a los que se han quedado sin trabajo. Como son ciudadanos de a pie deben congelarse los pasajes de bus y subsidiar a los dueños los buses.
Esto debe ser consensuado con los candidatos que tengan real opción de poder ya que es el mismo concepto de la ayuda que Europa está dando a sus países cuyo crecimiento económico está en drástica caída.