A tono con lo que vivimos estos días con la presencia del papa Francisco, quisiera llamar la atención del lector hacia el tema de los prejuicios, racismos, exclusiones que aún viven nuestros países y que han sido tratados y trabajados desde la imagen comprometida, desde las visiones del arte comprometidas.
Se trata de un artista guatemalteco de larga y celebrada trayectoria –Luis González Palma- que estuvo en una de las bienales de Cuenca y cuya obra de diversos períodos se expone en estos días en las salas de la Telefónica Fundación de Madrid, como parte de Photo España. Recordemos que este año Photo España está dedicado a artistas latinoamericanos y que una de ellas, la chilena Paz Errázuriz ha ganado un importante galardón.
Con el apelativo de “Constelaciones de lo intangible”, a través de la obra fotográfica que se nutre de la imaginería teatral, lo barroco o la arquitectura y la música, parece centrar su atención en advertir la transformación constante del prejuicio social valiéndose de símbolos de las culturas mestiza e indígena, elementos de fácil reconocimiento y recordación. Estos signos-símbolos le sirven al artista para deformar y reconstruir una serie de miradas de estas frágiles realidades, en ocasiones recorridas por delgados hilos que interrumpen la lectura y que nos dicen mucho sobre las fluctuantes identitarias.
Son imágenes bellas inscritas en un proceso estético histórico impecable que cuestionan la realidad social. “La mirada crítica” (1998), por ejemplo. Representan al indígena, no su realidad, sino la larga traducción que de él han realizado los sectores dominantes que lo han exotizado. González Palma indaga sobre un tema muy caro a mi propio trabajo: los mecanismos de exclusión de nuestras miradas; la imagen, como una forma de poder. La escritura, el documento impreso, la fotografía documental y otros tantos recursos, corresponden a formas de control; un repertorio visual que se basa en las inequidades porque son desde su origen documentos creados para ejercer el poder.
Creo que no se trata solo de una lectura contemporánea sobre la marginación que han vivido las comunidades mayas en la cruenta guerra civil guatemalteca (1960-1996), el trabajo cuestiona muchas asignaturas pendientes en nuestras sociedades: la asignación cultural de roles de género, la violencia mediática, las jerarquías de la intimidad. Interroga la historia y la condición humana desde nuestras realidades; representa lo no visible: “lo que no se ve cuando se mira, lo que no se dice cuando se habla”.
El curador, Alejandro Castellote, ha hecho un gran trabajo para acercarnos a este complejo mundo de constelaciones temáticas creando espacios de recorrido de la obra de manera inteligente y sensible en los que no podemos dejar de sentir la memoria como dolor o la intimidad estereotipada desmantelada.