Ya comienzan los tradicionales balances de fin de año. Difícil resistirse a la tentación de hacer una interpretación de lo que ha ocurrido en 2013. Arrancando con los asuntos del alma, la elección de Francisco como cabeza de la Iglesia fue histórico. Ser el primer Papa latinoamericano es de por sí muy significativo. Pero, más importante aún, en menos de un año el heredero de San Pedro ya ha dejado una huella indeleble. Francisco brilla por su actitud pastoral, su acervo doctrinario y por el camino teológico que le está imponiendo a la Iglesia. Este Papa les devolvió a los fieles la esperanza. A muchos nos tiene otra vez yendo a misa y arrodillados en el confesionario.
Hablando de temas terrenales, Colombia lleva una década perdida en materia de infraestructura vial. Después del caos institucional que heredó Santos, este Gobierno logró enderezar las cosas. El dinamismo que Cecilia Álvarez le ha impuesto al sector va a permitir superar la década perdida de Uribe. Los ciudadanos hemos recuperado este año la esperanza de que el país romperá el cuello de botella que tanto ha frenado el progreso .
La ofensiva de la Fuerza Pública contra los grupos terroristas y narcotraficantes este año produjo resultados que tienen a esas organizaciones en retirada y cada vez más desesperadas. El ministro Juan Carlos Pinzón logró uno de los mejores años en los índices de seguridad. Los compatriotas recuperaron la esperanza de que es compatible una agenda progresista y de reconciliación con la firmeza en el campo de batalla .
En este año arrancó en firme la restitución de tierras. Por fin el sistema está funcionando y los enemigos que intentaron disuadir a los campesinos con asesinatos e intimidación están arrinconados. Por ello, para miles de familias desplazadas el hecho de recuperar las tierras que sus victimarios les despojaron es motivo de una inmensa sensación de justicia. Al campo desalojado por los paramilitares ha regresado la esperanza. El sector agropecuario, protagonista central de las marchas sociales este año, ha mostrado el mejor crecimiento en décadas. Los líderes de las dignidades son candidatos a diferentes cargos de elección popular. Quedó confirmado que aquí no había más que una agitación profesional inspirada en razones políticas que no corresponde a la realidad en el terreno y al inmenso sacrificio en asignación de recursos que ha hecho el Gobierno. Solo un ejemplo: la producción de café creció en el 2013 en más del 40%, contra los falsos pronósticos de los agoreros que, en su afán de desprestigiar a la Federación de Cafeteros, anunciaban catástrofes.
Y la última gran noticia es que la cifra de desempleo cayó a 7,8%, el indicador más bajo desde el año 1995. Más de 2 millones de colombianos pasaron de la tragedia de no tener empleo a contar con un trabajo remunerado. No hay nada que devuelva más la esperanza que la dignidad de mantener a la familia con el esfuerzo propio.
Para terminar. El proceso de La Habana les ha devuelto la fe a los colombianos en que es posible terminar 50 años de desangre y barbarie. La confianza de que hasta aquí llegue la guerra embarga de esperanza a la mayoría de colombianos. Por todo esto, creo que hay que definir el 2013 como el año en que volvió la esperanza . Andrés Pastrana quiere expiar su cobardía de no denunciarle al país lo que sabía apoyándose en narcotraficantes y en declaraciones de gringos enemigos de Colombia .