La Refinería del Pacífico es una piedra en el zapato del actual gobierno. Este proyecto es una herencia no deseada que recibieron las nuevas autoridades. Es una obra envuelta en polémica e investigaciones en curso por parte de la Contraloría y la Fiscalía.
Los números que rodean esta obra -ideada y promocionada con bombos y platillos por el anterior gobierno- son impresionantes. En el 2013 el presupuesto para su construcción llegó a los USD 12 500 millones y la inversión hecha, solo en la remoción de tierras y un acueducto, llegó a USD 1 528 millones.
También resulta impresionante que una obra de esta magnitud permanezca abandonada, sin que se determinen responsables.
Hoy en día la obra está paralizada por falta de financiamiento. En septiembre pasado el Gobierno Nacional ya advirtió que el futuro de la refinería dependería de la llegada de inversionistas extranjeros, de lo contrario esta megaobra se cancelaría.
Ahora, el proyecto parece tener una nueva oportunidad. Esto sucede luego de las gestiones de las autoridades que la vienen promocionando en el extranjero.
Ya se escucha de interesados en China y Reino Unido, según anunció el Ministro de Comercio Exterior, quien acaba de culminar una gira internacional en la que el objetivo fue mostrar el Ecuador ante inversionistas de Asia, Europa y Estados Unidos.
Uno de los proyectos que se vendió en esa gira fue precisamente la Refinería del Pacífico. El anuncio de que existen interesados en este proyecto hidrocarburífero genera expectativa en el país.
Ahora habrá que esperar que los anuncios de las autoridades se conviertan en hechos concretos y que los recursos para concluir esta obra lleguen pronto al país.
El gobierno tiene la obligación de ser transparente con los inversionistas y que se les explique todos los pormenores que rodean su construcción. De lo contrario la refinería se consolidará como un enorme y plano elefante blanco.