El proyecto de Ley Orgánica para Incentivar la Reactivación Económica, que en esencia plantea reformas tributarias y desincentiva el mercado bursátil; además de la aplicación desde este lunes de la tasa aduanera, se constituyen en los temas más recientes que tienden a menoscabar la gestión empresarial.
El lanzamiento de la iniciativa Ecuador 2030 así como la ceremonia por los 111 años de la Cámara de Comercio de Quito fueron los espacios en los cuales, los representantes del sector privado expresaron su malestar, por las recientes decisiones del Ejecutivo.
Ese ánimo de frustración se siente en los empresarios, más aún cuando en el transcurso de los diálogos que se promovieron en las mesas sectoriales del Consejo Consultivo Productivo y Tributario, la expectativa por avanzar hacia una reactivación productiva mantenía el ánimo de este sector.
Desde la visión ideológica de quienes defienden este modelo se concluye que hay un ‘problema sociológico’ en los empresarios, porque buscan ganar mucho e invertir poco; y además, y no aprovechan todos los incentivos que existen en la legislación nacional.
Para el Ejecutivo, las decisiones que ha tomado se orientan a fomentar el desarrollo de las pymes y las mipymes, por su mayor aporte a la generación de empleo en el país. No obstante, en ese sector también hay reparos a los obstáculos que frenan la competitividad, como la excesiva tramitología resta tiempo, esfuerzo y dinero. Con mucho entusiasmo se anunció la creación de la Mesa de Competitividad, pero aún no se concreta.
Como colofón, hace un mes, se presentaron propuestas de más de 80 entidades públicas, privadas y académicas, para la elaboración de la Ley Orgánica de Emprendimiento e Innovación.
Pero este no es un tema que entusiasme a los legisladores; por ahora, lo que interesa es priorizar la agenda política y defender otros intereses, no precisamente los de la mayoría de ecuatorianos.
Al margen de todo esto, lo bueno es que las puertas del diálogo aún no se han cerrado.