El pasado 27 de enero, la Unidad de Bienestar Animal (UBA) del Municipio de Quito realizó una intervención en Carapungo, tras recibir una alarmante denuncia de maltrato animal.
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Nuevo caso de crueldad animal en Quito protagonizado de un adulto mayor
Un adulto mayor fue señalado por golpear a sus dos perras antes de alimentarlas, un acto que se había vuelto habitual.
Las perritas fueron rescatadas y trasladadas al Centro de Atención Veterinaria, Rescate y Acogida Temporal (CAVRAT) en Calderón.
En ese lugar reciben atención veterinaria y etológica. Ese proceso es crucial para su recuperación y eventual adopción.
Esta es la sanción por crueldad animal
El tutor de los animales enfrenta una posible multa equivalente a 20 salarios básicos unificados, debido a las infracciones graves cometidas, según la Ordenanza Metropolitana Nro. 072.
La justificación del maltrato por parte del adulto mayor, quien afirmó que “si no le pego, no aprende”, evidencia, según la UBA, un grave error en la comprensión del comportamiento animal.
“Los castigos físicos no enseñan; más bien, generan miedo y desconfianza en los animales, afectando negativamente su bienestar emocional y su relación con los humanos”.
La UBA registra un aumento preocupante en los casos de maltrato animal en Quito, con 168 incidentes reportados solo en el último año.
El impacto del maltrato
El maltrato hacia perros y gatos por parte de sus tutores tiene consecuencias devastadoras para su bienestar físico y emocional.
Estos animales pueden sufrir daños inmediatos, como heridas, fracturas o malnutrición, pero los efectos más graves suelen ser a largo plazo.
El miedo constante, la ansiedad y el estrés pueden llevar a trastornos de comportamiento, como agresividad, sumisión excesiva o retraimiento social.
En muchos casos, el sufrimiento psicológico de los animales maltratados es tan dañino como el daño físico, afectando su calidad de vida.
El maltrato dificulta su rehabilitación
El impacto en la salud mental de perros y gatos maltratados es igualmente alarmante. Estos animales, al ser seres sociales, desarrollan una desconfianza profunda hacia los humanos, lo que dificulta su rehabilitación y reintegración en ambientes seguros.
El maltrato también puede contribuir al desarrollo de trastornos físicos crónicos, como problemas cardíacos o digestivos, debido al estrés prolongado.