Regalar animales a los niños durante la Navidad puede parecer una idea encantadora, pero es fundamental entender que un animal no es un juguete.
La decisión de incorporar un ser vivo a la familia debe ser reflexionada y consensuada por todos los miembros del hogar.
A menudo, las compras impulsivas en esta época llevan a situaciones de abandono y maltrato. Eso ocurre porque muchas personas no están preparadas para asumir la responsabilidad que implica cuidar a uno de esos seres vivos.
Ahora mismo, según una estimación realizada por la Unidad de Bienestar Animal, Quito tiene un perro callejero por cada 19 habitantes.
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Los animales requieren atención constante, incluyendo alimentación adecuada, ejercicio diario y cuidados veterinarios.
Ignorar estas necesidades puede resultar en problemas de comportamiento en el animal y frustración para la familia.
Además, los niños, en su mayoría, no tienen la madurez necesaria para asumir estas responsabilidades. El veterinario Diego Pavón afirma que la edad mínima para que un niño pueda participar activamente en el cuidado de un animalito es a partir de los seis años.
¿A qué edad puede un niño cuidar de un animalito
A partir de los seis años, los niños pueden entender mejor las necesidades del animal y colaborar en su cuidado bajo la supervisión de un adulto.
El mensaje que se envía al regalar un animal es contradictorio; se cosifica a los peluditos, tratándolos como un objeto y no como un ser sintiente que merece respeto y amor.
Esto puede afectar la forma en que los niños perciben la responsabilidad hacia otros seres vivos, fomentando actitudes que podrían llevar al maltrato animal en el futuro.
¿Cuál es el peludito ideal para los niños?
No existe una única respuesta sobre cuál es el mejor animalito, ya que cada caso es único. Es necesario evaluar el espacio disponible en casa, la cantidad de tiempo que se le puede dedicar al peludito y, sobre todo, el carácter del niño que estará al cuidado de ese ser vivo.
Si el niño disfruta de actividades al aire libre y tiene mucha energía, un perro puede ser una excelente opción. Los perros, en general, requieren de interacción constante y ejercicio, lo que se adapta bien a un niño activo que busca diversión.
Sin embargo, no todos los animales son iguales, y algunas mascotas, como los gatitos, tienen necesidades y comportamientos muy diferentes.
Según la veterinaria Miryam Iza, los gatos son mucho más independientes y, en muchos casos, no disfrutan de las caricias excesivas.
A diferencia de los perros, que suelen buscar la atención de sus dueños, los gatos prefieren mantener su espacio personal y, generalmente, solo toleran un número limitado de mimos. Es importante tener en cuenta estas diferencias, ya que un niño que no respete los límites del gato podría generar situaciones incómodas para ambos.
En cuanto a los perros, algunos como los labradores o los golden retriever, son conocidos por su empatía hacia los niños.
Su naturaleza amable y paciente los convierte en compañeros ideales para los más pequeños. No obstante, es importante recordar que, como cualquier ser vivo, los perros también tienen sus límites.
Los expertos advierten que incluso los perros más dóciles pueden reaccionar negativamente ante el maltrato.