La segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Ecuador se realizará el 13 de abril de 2025. En esta jornada se enfrentarán nuevamente Daniel Noboa, actual mandatario, y Luisa González, candidata de la Revolución Ciudadana. El voto nulo y blanco en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2025 representaron un 6,8% y 2,16% del total, respectivamente.
Más noticias
La elección se produce tras una primera vuelta que dejó al país políticamente dividido y con un alto porcentaje de ausentismo y voto nulo. Ambos finalistas han reajustado sus estrategias para captar nuevos apoyos de cara al balotaje.
Desde que concluyó la primera vuelta, los dos candidatos reorientaron su agenda territorial y comunicacional. Mientras Noboa busca reforzar su imagen de continuidad, González apuesta por diferenciarse con propuestas sociales y un tono más confrontativo.
En esta fase final, los esfuerzos se centran en los indecisos y en aquellos territorios donde ninguno logró una ventaja clara en la primera ronda.
Alianzas políticas y reconfiguración de apoyos en las campañas de Daniel Noboa y Luisa González
Max Donoso-Muller, analista político, explica que ambos candidatos han iniciado la segunda vuelta enfocándose en buscar respaldos de los partidos y movimientos que quedaron fuera de competencia.
Este proceso implica priorizar las alianzas con fuerzas cercanas ideológicamente, aunque reconoce que estas no implican una transferencia automática de votos.
Donoso-Muller advierte que el caso del movimiento indígena evidencia las limitaciones de este tipo de apoyos. Luisa González se acercó a Leonidas Iza, pero este no tiene la capacidad de endosar el respaldo de toda la Conaie.
De hecho, algunos líderes de bases han cuestionado abiertamente el acercamiento. Esto revela una fragmentación interna que dificulta la consolidación de alianzas duraderas.
Cambios en el discurso y mensajes diferenciados
Rafael Silva, consultor político, señala que Daniel Noboa combinó dos roles: el de candidato y presidente en funciones. Esta dualidad le permitió construir un relato de continuidad, que se refuerza con su nuevo eslogan “Ecuador para adelante”. En sus mensajes recientes, Noboa ha priorizado temas concretos y ha buscado contrastarse con su adversaria desde una posición de gestión.
Luisa González, por su parte, ha reformulado su narrativa con el eslogan “Luisa por la vida”.
Según Silva, su discurso busca conectar con el electorado femenino y proyectar una imagen de preparación. Aunque mantiene referencias propias del socialismo del siglo XXI, su estrategia visual y simbólica ha sido reforzada para transmitir capacidad. Su tono sigue siendo de contraste frente a Noboa.
Territorios prioritarios y estrategia territorial
Ambos candidatos han concentrado sus agendas en provincias de la Sierra Centro, como Tungurahua y Chimborazo. Rafael Silva explica que, en un escenario tan polarizado, es difícil quitarle votantes al rival. Por eso, las campañas se enfocan en consolidar el respaldo en zonas donde ya obtuvieron buenos resultados en la primera vuelta.
Silva también indica que los recorridos son selectivos debido al tiempo limitado de campaña. La prioridad ha sido visitar cantones con densidad poblacional media y niveles de participación electoral moderada. Allí, el objetivo es persuadir a quienes no votaron o lo hicieron por otros candidatos.
Las visitas presenciales se combinan con acciones tácticas de carácter clientelar.
Segmentos del electorado en disputa
Donoso-Muller destaca que cerca del 50% del electorado está entre los 18 y los 40 años. Esto motiva a ambos candidatos a diseñar mensajes dirigidos a ese grupo, aunque sin descuidar a otros sectores.
La movilización de los jóvenes se vuelve clave, especialmente en ciudades grandes, donde el voto tiende a dispersarse entre varias opciones.
Silva coincide en que las campañas intentan mantener un equilibrio entre el electorado urbano y rural.
En su análisis, las decisiones sobre qué sectores priorizar se toman en función de los resultados de la primera vuelta. Aunque los recursos son limitados, cada acción busca impactar en nichos específicos, como la clase media urbana o comunidades rurales con alta abstención.
El reto de los indecisos y el voto nulo
Rafael Silva señala que el debate presidencial no fue determinante para captar al electorado indeciso. Este segmento ha sido más receptivo a los mensajes difundidos por redes sociales. González, según su análisis, logró ampliar el rango temático de sus publicaciones, mientras que Noboa ha mantenido una línea más enfocada en propuestas.
Donoso-Muller distingue entre los indecisos tradicionales y lo que denomina el “nulo ideológico”. Este último grupo representa un desafío mayor, porque expresa una crítica estructural a la política.
En muchos casos, estos votantes se abstuvieron en la primera vuelta por desconfianza o desencanto. Convencerlos exige más que un cambio en el tono del discurso.
Condicionamientos estructurales en las campañas por las elecciones 2025
Pablo Rosales, analista político, sostiene que uno de los principales problemas para González es la interferencia de figuras históricas del correísmo.
A su juicio, el discurso sobre la desdolarización, promovido por actores como Rafael Correa o Ricardo Patiño, ha generado confusión en el electorado. Esto se ha visto reforzado por intervenciones polémicas de voceros cercanos al movimiento.
Rosales menciona que esta narrativa fue interpretada por algunos sectores como una amenaza a la estabilidad económica. La candidata ha tenido que responder a temas que no forman parte directa de su propuesta, pero que influyen en la percepción pública. Este tipo de interferencias, afirma el analista, debilitan el mensaje central de su campaña.
Una elección cerrada con desenlace incierto
Donoso-Muller anticipa una elección con márgenes estrechos y sin un claro favorito. En su análisis, la segunda vuelta no se definirá únicamente por los indecisos, sino por la capacidad de movilizar a quienes se abstuvieron o votaron nulo. Este grupo, aunque difícil de persuadir, puede inclinar el resultado final.
Rosales coincide en que el escenario es altamente competitivo. Los ajustes en la estrategia de ambos candidatos reflejan que ningún voto puede darse por ganado.