‘Lo digo ya: el campeón será Vettel”. Así de se guro se mostraba Bernie Ecclestone, máxima autoridad de la Fórmula 1, antes de que empezara la temporada 2010.
Ni Jenson Button, ni Lewis Hamilton, ni Fernando Alonso ni el retornado Michael Schumacher gozaban de su preferencia. El británico apostó por el joven alemán y ganó.
Con 23 años, 4 meses y 11 días, Vettel se convirtió en el ganador más joven de un Mundial, pues se proclamó campeón con 157 días menos que Hamilton, cuando triunfó en el 2008.
Vettel ya había sido subcampeón en el 2009 y Ecclestone intuía que el RB6 de Red Bull sería el auto a batir. Y así fue. Gracias a la progresiva contratación de talentos en distintas áreas, el equipo austríaco consiguió en solo seis años los títulos de pilotos y de constructores.
Aunque pocos lo creían posible, la victoria del 2010 dio la razón a Red Bull en su particular manera de ver la Fórmula 1, bastante diferente de la de Ferrari.
En lugar de establecer un orden jerárquico entre sus pilotos y favorecer abiertamente al número uno (con órdenes de equipo incluidas), Red Bull mantuvo una política de igualdad que permitió a Vettel y al australiano Mark Webber llegar a la última carrera con posibilidades de ganar el campeonato.
No obstante, esa política también motivó una pugna entre Vettel y Webber que tuvo su punto más alto en Turquía, cuando ambos lideraban la carrera y un choque entre ellos causó que el alemán abandonara y que al australiano cayera al tercer lugar.
Pese a los sobresaltos, al final se impuso el que fue el auto más rápido en casi todas las pistas, aunque no siempre fue el más fiable.
De los puntos sumados por ambos pilotos se valió Red Bull para conseguir el título de escuderías, que volvió a manos de una firma no vinculada a un fabricante automovilístico desde que Benetton lo lograra en 1996.
Eso sí, el éxito le costó mucho dinero a Dietrich Mateschitz, el millonario dueño de la marca de bebidas energéticas. Según informes de prensa, este año invirtió alrededor de USD 172 millones en el equipo, es decir, un 30% más que en el 2009.
Y entre sus colaboradores el genial diseñador británico Adrián Newey, creador del auto, es el mejor pagado con un salario anual de casi USD 12 millones.
“Hemos reclutado a los mejores profesionales para todas las posiciones claves. Queremos estar en lo más alto por mucho tiempo”, declaró Mateschitz al diario británico Daily Telegraph.