El esmeraldeño Álex Quiñónez intenta dejar atrás un mal año, mientras se entrena en Quito. Foto: David Paredes/EL COMERCIO
Nelson Gutiérrez, entrenador del equipo de atletismo de velocidad de Ecuador, se para a un costado de la pista de calentamiento del complejo Los Chasquis, en La Vicentina, para seguir con atención cada movimiento de Álex Quiñónez, su nuevo pupilo. En cada esprint, su órdenes se pierden con el sonido de la respiración de los 17 atletas, en su mayoría mujeres, que llegan a perfeccionar su técnica.
El entrenador cubano trata de personalizar las cargas de trabajo físico de Quiñónez. Al atleta, quien regresó hace tres semanas al atletismo, le pide calma. Le dice que levante su mirada cada vez que emprende carrera y que no abra tanto la boca.
Esos detalles, que parecen pequeños, para Quiñónez tienen un importante significado. El atleta esmeraldeño volvió a las pistas y cada consejo o recomendación que recibe es clave para su pretendido retorno a la élite. El hombre más rápido del país pasó casi un año sin actividad. Hasta cambió de oficio. En su ciudad natal ayudaba a su tío a reparar motocicletas en una mecánica.
“Volví a los entrenamientos gracias a que el profesor Gutiérrez me brindó una oportunidad. Pasé mucho tiempo parado y ahora mi objetivo es volver a las competencias internacionales y buscar auspiciantes”, dijo Quiñónez mientras se frota hielo en los músculos después de un entrenamiento.
El velocista trata de pasar desapercibido. Conversa con dos compañeros y a la hora de entrenarse, se ubica siempre en el último lugar de la fila. Asegura que de esta forma no interrumpe el trabajo de sus compañeros, que están en un mejor nivel.
En el grupo de trabajo también están las velocistas Ángela Tenorio, Marizol Landázuri y Yuliana Angulo, integrantes del equipo de relevos de Ecuador. Ellas fueron las que lo impulsaron a volver a los entrenamientos. Hasta hicieron la gestión con Gutiérrez para que el esmeraldeño retomara los entrenamientos bajo su guía.
“Las tres (Tenorio, Angulo y Landázuri) hablamos con el profesor para que le dé una oportunidad a Álex. Primero le escribimos a él para motivarlo. Le dijimos que aproveche su talento y que vuelva a los entrenamientos”, dice Angulo.
Según Antonio Guevara, vicepresidente de la Concentración Deportiva de Pichincha, el objetivo es recuperar a Quiñónez e inscribirlo para que compita bajo la bandera oro y grana.
“Le hemos dado todas las facilidades para que vuelva a los entrenamientos. Tiene todas nuestras instalaciones a su disposición. Solo depende de él ser parte de nuestro equipo. Si quiere seguir compitiendo por Esmeraldas, lo puede hacer tranquilo y seguir entrenando en nuestras pistas”, dijo el dirigente deportivo.
El atleta de 27 años reconoció que el año pasado fue complicado. La enfermedad de su hija lo hizo desconcentrarse. Invirtió más tiempo buscando recursos que en los entrenamientos.
“Pasé por problemas personales que me hicieron tomar la decisión de retirarme del deporte. Mi hija cayó enferma y mi cabeza estaba solo con ella”, explicó el deportista.
El mes pasado, en el Campeonato Sudamericano disputado en Asunción (Paraguay), Quiñónez corrió junto al equipo de postas 4×100. No pudo participar en los 200 y 100 metros planos, su especialidad, porque no estaba en condiciones físicas. Su objetivo es correr en estas dos pruebas en los Juegos Bolivarianos de noviembre próximo, en Santa Marta (Colombia). Por ahora, el equipo de Gutiérrez trabaja en recuperar físicamente al deportista.
Según Caridad Martínez, fisioterapeuta de la Concentración Deportiva de Pichincha, Álex llegó con una vieja lesión en los cuádriceps de su pierna derecha. Esta dolencia fue la que le impidió correr en su mejor forma en el Mundial de atletismo de China del 2013.
“Hemos trabajado en su recuperación. Le dimos todo el tratamiento para que no sienta molestias en su cuádriceps y encontramos otra lesión en el bíceps femoral. Ahora ya está cogiendo forma deportiva”, dice Martínez. El equipo de Gutiérrez está satisfecho con el progreso de Quiñónez. Aseguran que sus músculos reaccionaron bien después de tanto tiempo sin actividad.