María Molina, Édison Chiguano, Érick Tandazo y Cristian Sornoza son tres deportistas que buscan destacar en el Deporte Adaptado. Foto: Manuel Quizhpe/EL COMERCIO
Desde el pasado 29 de julio del 2018 se disputa el Campeonato Nacional de Deporte Adaptado en Cuenca. María Molina, Édison Chiguano, Érick Tandazo y Cristian Sornoza buscarán destacar en sus disciplinas.
María Molina quedó ciega a los 28 años y aprendió a jugar fútbol sala
Hasta los 28 años, María Molina veía la claridad de la luz del día. Pero una enfermedad derivada de la diabetes complicó su visión y quedó ciega. Siguió un proceso de adaptación para salir del trauma de las tinieblas.
Hace tres años, en Quito, empezó a practicar goalball y fútbol cinco para personas con discapacidad visual. Poco a poco fue adaptándose, puesto que se entrena con varones. Es defensa y refuerza la selección masculina de Pichincha.
Desde ayer participa en los III Juegos Nacionales del Deporte Adaptado, que se realiza en Cuenca. Es la única mujer futbolista entre los participantes. “Me arriesgué a jugar con los chicos porque lamentablemente no hay un equipo femenino”, dijo.
Su hija de 13 años, Sirey, es una de las guías del equipo de fútbol de Pichincha. “Por mi madre me incorporé a este deporte y mi apoyo es incondicional. La veo motivada”.
María Teresa Molina, de 36 años, era costurera antes de perder la visión. El cambio fue radical, por eso nunca se imaginó que iba a jugar fútbol.
Édison Chiguano abandonó el fútbol y ahora sobresale en el taekwondo
Siempre sonriente y preocupado de sus compañeros. Así es Édison Chiguano, quien dejó el fútbol y fue reclutado para la práctica del taekwondo.
Chiguano, quien tiene discapacidad intelectual, es medallista mundial de bronce en la modalidad de pumse. También posee una presea de plata obtenida en los Juegos Parapanamericanos.
El técnico Édgar Varela recuerda que en el 2014 lo invitó a ser parte del taekwondo. “Fue difícil enseñarle las técnicas”. Sin embargo, la insistencia tuvo su recompensa.
Por sus medallas internacionales, la Secretaría del Deporte le apoya para algunas de sus competencias fuera del país. “Me objetivo es ser campeón del mundo”.
A sus 18 años, Chiguano es huérfano de padre. Su madre, Rocío Aguilar, es lavandera. El DT dice que “ella es quien se preocupa de él, no solo en su alimentación sino en su estabilidad emocional”. Varela cuenta que su dirigido no tiene uniforme homologado para competir en los certámenes internacionales.
Érick Tandazo convirtió a la terapia en su estilo de vida y acumula éxitos
Érick Tandazo incursionó en la natación a los 7 años con el propósito de cumplir una terapia por sugerencia médica. Jamás se imaginó que se convertiría en su pasión y le daría innumerables alegrías. Su meta ahora es clasificar a los Juegos Paralímpicos en Tokio 2010.
Una poliomielitis posvacunal afectó a su pierna derecha, ocasionando una atrofia muscular que no permite que los músculos se desarrollen de manera adecuada. La recomendación médica pretendía buscar una sincronización entre el cuerpo y las piernas.
Con el paso de los días y meses le empezó a gustar la natación. El braceador pichinchano, de 15 años, asegura que, con sus primeros triunfos “ya no lo veía como terapia sino como una pasión”. En la actualidad posee cuatro medallas de bronce en Juegos Parapanamericanos Juveniles, realizados el 2017 en Sao Paulo, Brasil.
No oculta su felicidad por ser el orgullo de sus padres, puesto que es hijo único. Se entrena de 05:00 a 06:00 y de 16:30 a 18:30. Su entrenador es Elvis Gallardo.
Cristian Sornoza arma roperos en Portoviejo y es campeón mundial
Cristian Sornoza tiene una discapacidad intelectual del 80%. No obstante, sus ganas por sobresalir le permitieron ser parte de la Selección Ecuatoriana de Olimpiadas Especiales que se coronó campeona del mundo en el Torneo de Fútbol Unificado, que se jugó en Estados Unidos.
Sornoza, quien en Portoviejo se dedica a la ebanistería, ahora representa a Manabí en los Juegos Nacionales del Deporte Adaptado, que arrancaron ayer en Cuenca. Su equipo goleó 16-2 en la primera jornada del fútbol sala.
El defensa de 21 años está orgullo por el título mundial y asegura que es un sueño hecho realidad. “Fui titular los cinco partidos y uno de dos los capitanes de tuvo el equipo”.
Su meta es seguir representando al país y a su provincia. Él agradece a su jefe de trabajo por darle permiso para competir. “Llevo dos años en ebanistería y ya soy casi un maestro, yo armo los roperos”.
Cristian, vive con su abuela Cruz Sornoza y tiene dos hermanos: Giovanni García (28 años) y Diana García (26). Su madre es Rosa Sornoza.