Ángel Sánchez en la piscina de San Carlos, en el norte de Quito, lugar en el que se ha entrenado desde los ocho años con el Club Regatas. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO
Cuando era adolescente Ángel Sánchez, una persona sorda, quería dejar los estudios secundarios para dedicarse únicamente a la natación. Sin embargo su entrenador, Elvis Gallardo, condicionó su deseo: debía seguir en el colegio para continuar en la piscina.
Ahora, con 23 años, cursa el segundo semestre en Tecnología en Deportes, Recreación y Actividad Física, en el Instituto Superior Pichincha. Pero no solo eso: continúa manteniéndose como deportista activo: en el 2018 representó a Ecuador en un Campeonato Mundial de Natación.
Sánchez tiene una discapacidad auditiva del 65% y no habla. Se comunica con lenguaje de señas y en sus clases en el Instituto tiene la ayuda de un intérprete contratado por su madre, Mariana Alejandro.
Esas funciones las cumple Sebastián Ninabanda, de 28 años. Cuando están en el aula, el intérprete se sienta al frente de Sánchez y empieza a traducir lo que enseñan los profesores. Para que esto sea más efectivo, el deportista y aspirante a técnico de Deportes, se sienta en los primeros puestos y fija su atención en los gestos de la cara de Ninabanda y en los movimientos de las manos.
El lunes 2 de marzo del 2020, Sánchez y su intérprete acudieron a una charla que ofreció el campeón olímpico Jefferson Pérez ante unas 300 personas en el citado centro de estudios. El deportista seguía con atención al exandarín cuencano. Cerca del final, el estudiante se puso de pie y con la ayuda de Ninabanda trasladó un emotivo mensaje al campeón olímpico de Atlanta 1996.
Con sus señas, y a través de lo que decía el intérprete, agradeció a Pérez por visitarlos.
“Aunque soy la única persona sorda estudiando aquí, en esta carrera, en un futuro todos podremos hacer muchas cosas. Como soy nadador, también puedo copiar su ejemplo y seguir adelante. Le agradezco mucho, porque todos podemos lograrlo”. Sus compañeros aplaudieron.
Ángel Sánchez en una de sus clases en el Instituto Tecnológico Sucre. Foto: Carlos Augusto Rojas / EL COMERCIO
En medio del encuentro, incluso algunos alumnos, los más familiarizados con la comunicación con señas, dejaron de aplaudir de manera convencional y levantaron sus manos un poco más arriba de la cabeza, para moverlas un lado a otro. Este es un código que en la lengua de señas se usa para indicar aplausos.
Una manera de aprender esta manera de comunicación es con el ‘Diccionario de Lengua de Señas Ecuatoriano Gabriel Román’, que en su versión digital tiene unas 5 000 palabras e incluye gráficos y videos explicativos de la manera adecuada de realizar cada seña.
En Ecuador hay 483 041 personas con discapacidad, según datos actualizados a enero de este año del Consejo Nacional para la Igualdad de Discapacidades (Conadis). De estas, el 14,01 % (67 677) tienen discapacidad auditiva.
“Las personas sordas son increíbles, la mayoría que conozco son positivas, sobresalen. Su idioma es más complejo, su gramática muy diferente. No hay señas para todo”, explica Ninabanda.
En este camino de silencio, deporte y estudios, su primer entrenador, Danilo Cevallos, y luego Gallardo han sido fundamentales. De igual manera su madre, quien lo ha apoyado desde la niñez para que se entrene y ahora para que cumpla sus metas profesionales. “Para mi hijo, el deporte ha sido como su segundo hogar. Gracias a la natación tiene sueños y se ha formado como una persona humilde, con principios”, asegura Alejandro, de 56 años.
Esta semana, Sánchez culminó el segundo semestre en el Tecnológico. A la par, también realiza un curso de lenguaje y español en la Universidad Católica para comprender mejor el lenguaje escrito.
Luego de conseguir su tecnología, el nadador espera obtener una licenciatura en la Universidad Central o incluso viajar Cuba para instruirse.
Él siente que debe formarse para convertirse en un buena guía para las nuevas generaciones de deportistas, con y sin discapacidad.
Para poder cumplir con sus estudios, se entrena desde las 05:30. Sus prácticas son diarias, aunque ya no con la misma intensidad de temporadas anteriores, cuando competía dentro y fuera del país con el equipo del club Regatas y también con las selecciones nacionales.
Entre sus logros deportivos, se destaca la medalla de bronce que logró en los 400 metros estilo libre, en un campeonato Sudamericano que se realizó en Brasil, en el 2014.