Ronal de Jesús es volante, tiene 32 años y nació en Piquiucho, Carchi. Esta es su primera temporada en Aucas; proviene del Macará de Ambato. Foto: EL COMERCIO
Ronal de Jesús baja la cabeza y responde casi entre dientes cuando le recuerdan que es el tercer futbolista con ese apellido en Aucas. “Ellos (Omar y Lenin, jugadores del equipo oriental en la década de 1990) hicieron su historia aquí, ahora me toca hacer la mía”, dice el volante de primera línea, de 32 años, uno de los ocho refuerzos que trajo Aucas para la presente temporada.
Luego, cuando las cámaras se apagan, Ronal aclara a este Diario que los De Jesús no son sus hermanos, ni parientes lejanos. “Son amigos. Ellos son de El Chota, yo, de Piquiucho. Eso sí, son amigos. Coincidimos en la Liga de Loja”.
Aucas es el noveno equipo del carchense en el fútbol ecuatoriano. Se formó en Deportivo Quito, estuvo por El Nacional, Liga de Loja, Mushuc Runa, Técnico Universitario, Macará… Él dice que ha tenido que pasar las amargas en el fútbol, que le ha tocado luchar fuerte para ganarse un lugar en la serie A.
Viene al cuadro oriental proveniente del Macará, en donde el entrenador Paúl Vélez lo convirtió en uno de sus comandantes: actuó en 41 partidos de la temporada y marcó ocho goles, pese a ser volante de recuperación. De Jesús fue el segundo goleador del equipo, que durante la segunda etapa del torneo se ilusionó con la posibilidad de llegar a la final; solo Juan Manuel Tévez, que anotó 17, lo superó como goleador del equipo.
Tévez, apodado el ‘Búfalo’, su compañero de ataque, Pablo Burzio y De Jesús llegaron esta temporada del cuadro celeste al Aucas. El exentrenador del cuadro indio, Darío Tempesta, pidió a la directiva oriental que contrate a De Jesús y se adelantaron las conversaciones. El DT fue cesado tras perder el repechaje de la Copa Sudamericana, pero Eduardo Favaro, el nuevo timonel oriental, le ratificó la confianza.
Vivir lejos de la familia y escapando del tráfico
El nuevo refuerzo oriental no se inhibe al hablar en público e incluso se da tiempo para las bromas. ¿Cómo le fue en la prueba de esfuerzo? “Bien, creo. Por ahí, subí un kilo, pero eso es normal en la pretemporada, ¿no?” responde. Su peso ideal es 76 kilos, considerando su 1,82 de altura.
Por estas horas, vive en los ajetreos de la mudanza. El viernes examinó opciones de casas y una de las cosas que más le sorprendió de su regreso a Quito (10 años después de su paso por El Nacional) es el incremento del tráfico. Cuando residía en la capital lo hacía en Carcelén, en el norte, pero ahora siente que el barrio capitalino está muy lejano de su lugar de trabajo, el estadio Gonzalo Pozo de Chillogallo. También chequeó opciones en el hipercentro, que no le convencieron y ahora busca un lugar cerca del escenario oriental, “para no atrasarme a los entrenamientos”.
En su año de contrato en Aucas vivirá solo: su esposa Fanny Bautista, quien espera su tercer hijo –está embarazada de dos meses- y sus hijos Sarella y Matías, se quedarán en Ambato, en donde el matrimonio adquirió una casa hace tres años. De Jesús se considera un hombre hogareño y dice que su familia ha sido el pilar de su carrera: “mi esposa y mis hijos han estado en las buenas y en las malas, en situaciones difíciles que nos ha tocado afrontar, pero hemos salido adelante. Ellos son mi motivación”.Eso sí, con la llegada de su tercer hijo, promete “cerrar la fábrica”.
Paúl Vélez, una figura clave en su carrera
Pero, además de su familia, De Jesús tiene como su mentor a Paúl Vélez, su exentrenador en Macará. La relación fue intensa: las correcciones del DT hacia su futbolista fueron permanentes, sobre todo en el manejo de la concentración y de los tiempos del partido.
“Yo espero tener aquí la misma confianza que tuve con el profesor Vélez, pero hay que adaptarse, uno tiene que adaptarse a los pedidos del entrenador”, dice. Añade que se siente cómodo, “cuando puedo sacar al equipo desde el fondo y cuando puedo pescar los rebotes para llegar al gol”.
Desde mañana, cuando Aucas vaya a la cancha del estadio Gonzalo Pozo, De Jesús intentará ganarse la confianza de Eduardo Favaro, un técnico al que le gusta que sus futbolistas presionen con ‘fiereza’ para recuperar la pelota.
El futbolista también quiere ganarse a la hinchada, algo que hicieron sus amigos Omar y Lenin, los otros De Jesús que brindaron sus servicios a la institución oriental. “Todas las hinchadas son exigentes. Hay que trabajar, esforzarse”.