Raúl Camacho supervisa el trabajo de mantenimiento en la cancha central. Foto: Cindy Bermeo para EL COMERCIO
Raúl Camacho se sorprendió cuando una familia de hinchas auquistas llegó del extranjero y le pidió autorización para esparcir las cenizas de su padre en el gramado del Gonzalo Pozo, hace dos años.
No recuerda los nombres de los hinchas, pero sí el momento en que abrió la puerta para que cumplieran su anhelo.
Esta es una de las tantas anécdotas que ha vivido por su labor como administrador del estadio del Aucas. Cuenta que, en otras tres ocasiones, familiares de hinchas fallecidos también han ido con cenizas de seres queridos para intentar esparcirlas en la cancha del club.
“La primera vez me sorprendí, pensé que eso iba a afectar a la cancha, pero al conversar con ellos logré comprender la pasión que le tienen al equipo y lo que Aucas significa para la gente”. Hizo esta confesión en su pequeña oficina ubicada junto a los camerinos del equipo profesional.
Camacho tiene 42 años y labora como administrador desde el 2012. Él nunca pensó que laboraría ahí, ya que desde niño siempre soñó con ser piloto de combate, como su padre, pero por problemas médicos no pudo lograrlo.
Se graduó de tecnólogo en Sistemas. Antes de ser administrador no era aficionado al fútbol, pero gracias a Mónica Guerrero, una amiga de la infancia, llegó a Aucas y se hizo hincha del equipo oriental.
Con una sonrisa en su rostro recuerda que su hija Anahí, de 6 años, suele acompañarlo al trabajo. Su oficina está en la casa club, junto a ‘La Caldera’.
En su escritorio hay una cartelera con un mapa de la ubicación del estadio, un plano de su infraestructura, varios sellos de Aucas y facturas y cheques por entregar. En la parte inferior izquierda del mueble también está una foto de él junto a su esposa y su hija.
Su sitio de trabajo está adornado con dibujos que le pintó Anahí y una frase de “Feliz cumpleaños”.
Su hija suele ir al estadio en los días lluviosos, para ponerse sus botas de ‘charco’. A ella le gusta acompañarle a revisar el drenaje de las dos canchas del escenario.
Desde el 16 de diciembre, Camacho asumió otra función. Está a cargo de la gestión y supervisión de los trabajos de mantenimiento que se realizan en las canchas (principal y alterna). Los costos de los trabajos ascienden a USD 20 000.
El intenso trabajo no le da tregua: incluso en los días libres está atento de los asuntos pendientes. Para él, el apoyo de su esposa, María Mercedes Mogollón, es indispensable. Ella también suele acompañarlo a sus labores en sus días de vacaciones.
“Aucas es un club de familia”, comentó Camacho, al relatar varias experiencias con los aficionados.
Del cajón de su escritorio sacó un sobre amarillo y de entre los papeles escogió una foto. En la imagen, él sostiene la bandera de Aucas, acompañado de un hincha.
Su nuevo reto es que el estadio supere las normativas que plantean LigaPro y la Conmebol sobre las infraestructuras de los escenarios deportivos.