Pablo Repetto en Medellín, un día antes del partido de Copa Libertadores contra Atlético Nacional. Foto: David Paredes / EL COMERCIO
Entrevista a Pablo Repetto, entrenador de fútbol
¿Qué momentos de la Copa lo marcaron?
Uno analiza todos. No hay ninguna en especial. El partido de Boca Juniors por las instancias que estábamos jugando. No me olvido de lo que fue con Pumas también porque estaba 2 -0. Y luego los penales. Pero sí la más trascendente la eliminación de Boca en La Bombonera es inolvidable.
¿Qué legado le deja al fútbol ecuatoriano?
No sé. Lo que sí este equipo ha ganado en confianza que puede jugar de igual a igual en cualquier escenario y con la convicción de que hay futuro en el fútbol ecuatoriano. Hay jugadores jóvenes que es lo fundamental con mucho futuro que quedan ahora en el club y con unos directivos que creen en un proyecto integral, que para mí será el que sostenga al fútbol ecuatoriano.
¿Cuánto ayuda sostener los procesos integrales de largo aliento?
Siempre es mejor durar. Pero no necesariamente por durar se darán los resultados. Hay la posibilidad de ver las debilidades del equipo y esas se convierten en virtudes. Eso es bueno. Se necesita de resultados. De un buen manejo de grupo, una buena mancomunión entre los jugadores y que ellos crean en la causa.
¿Dónde estuvo la clave del ‘tumba gigantes’?
Un poco de todas estas cosas. De trabajo. En la convicción que hemos ganado. Un poco que hemos creído en la filosofía de trabajo de la institución. El apoyo de la gente ha sido muy importante. El cariño que nos han brindado en toda esta Copa ha sido una inyección anímica. Sumadas todas esas cosas pudimos tumbar a grandes de América.
¿Qué significó jugar con un estadio Atahualpa lleno?
Nunca habíamos sentido eso. Este equipo no estaba acostumbrado a jugar con tanta gente a favor. Y eso nos empujó a que ganáramos todos los partidos de local excepto la final. Después nos hicimos fuertes por todo el apoyo de la gente.
¿Qué imagen le marcó en este camino copero?
El recuerdo con River Plate. La jugada del penal. El estadio con las luces prendidas y luego apagándolas. Sin duda no me voy a olvidar nunca de eso.
¿Y le generó algo el temblor que dicen se genera en el estadio La Bombonera, cuando los hinchas saltan?
La verdad que no.
¿Cuánto influyó todo lo que se dijo?
Ni hablar de los que nos apoyaron. Tuvimos rebeldía de las cosas que se dijeron del equipo. Que no tenía nivel. Que era cuestión de suerte. Pero los dejamos fuera y al otro lo ganamos de visitante y en la final terminaron pidiendo tiempo.
La suerte suele ser aliada, en ocasiones, ¿cuánto influyó aca?
Una gotita. Un poquito. La suerte hay que acompañarla y la suerte se la trabaja. Si no trabajas y no tienes nivel la suerte no existe. Atlético Nacional tuvo suerte en la última jugada le ganó a Rosario Central y ahora es campeón. Como nos pasó a nosotros en Paraguay. Todos los equipos en estos partidos de ida y vuelta necesitan un poco de suerte.
¿Usted ya se va, pero le faltó un campeonato local?
Sí, claro que sí. Pero me voy con la tranquilidad que le dimos al equipo una final de Copa Libertadores.
¿Con qué propósito viaja a su nuevo equipo?
A lograr lo máximo. Pensamos siempre en lograr lo máximo. Vamos a encarar tratando de encarar los máximos objetivos. Es un fútbol donde no se vive con la misma pasión que acá en Sudamérica. Es un equipo (Baniyas SC de Emiratos Árabes) que no terminó bien el torneo pasado. Cuando lleguemos allá haremos un análisis del plantel y trataremos de mejorar.
¿Es más difícil manejar 22 jugadores o a sus tres hijos?
Es parecido. Siempre hay que estar atrás de ellos. Hay que poner reglas claras.
¿Y cómo se manejan tantos jóvenes?
Uno tiene que adaptarse, pero se lo hace con una metodología.