El ecuatoriano Pablo Santos practica el salto BASE, una de las actividades más extremas. En la gráfica en el Monte Kjerag, en Noruega. Foto: cortesía de PsantosTeam
Pablo Santos es un ingeniero comercial, pero su pasión por los deportes lo llevó a convertirse en el primer ecuatoriano en practicar la actividad más extrema del mundo, el salto BASE (Building, Antenna, Span, Earth). El ecuatoriano de 32 años se arroja desde montañas, aviones, edificios…
Empezó en el motociclismo de velocidad (superbikes). Fue campeón nacional de aquella disciplina en la categoría de 600 cm³ en el 2012, 2013 y el 2015. En el 2014 se convirtió en el primer ecuatoriano en participar en una competición internacional de superbikes, logrando el tercer lugar en un torneo en Perú.
Debido al mal estado y a la poca seguridad de la pista de carreras (Yahuarcocha), el deporte dejó de practicarse de manera oficial en el país.
A pesar de la decepción, le dio una nueva oportunidad a los deportes extremos. En esta ocasión al paracaidismo.
“Siempre he querido cumplir un magnífico sueño, volar”, cuenta. En el 2016 abrió su mente e hizo que su imaginación volara. Comenzó a practicar paracaidismo en Sebastián, Estados Unidos. Saltar desde aviones le generaba adrenalina y experiencias únicas, por eso fue que decidió dar un paso más adelante.
Con un buen estado físico pasó por el paracaidismo, donde se hizo profesional, tras superar los 200 saltos desde los aviones.
Tras dos años en el paracaidismo y más de 350 saltos en su curriculum, Santos incursionó en el deporte más extremo del mundo, el salto BASE (Building, Antenna, Span, Earth), que es en caída libre desde edificios, antenas, viaductos y terrenos altos.
En su tiempo en el motociclismo fundó Psantos Team, grupo con auspicios y contratos con la empresa privada. Actualmente, el primer deportista extremo del Ecuador recibe apoyo de una empresa que le ayuda con el financiamiento de los viajes y también con el equipo de trabajo.
Sus desafíos son atrevidos. Lleva más de 150 saltos BASE en distintas partes del mundo. Lanzarse desde el Monte Brento (1 410 metros sobre el nivel del mar), en Italia, es uno de los mayores logros de su vida. “Este deporte nunca fue un ‘hobby’, es una profesión. El salto BASE me ha hecho conocer el mundo, me ha conectado con él”, señala Santos.
Pablo Santos sostiene que para hacer esta actividad se debe tener un buen físico. “Es necesario ser muy activo, porque si vas a saltar de una montaña debes tener la capacidad de hacer trekking y saber escalar”, aclara.
Su rutina establecida le ha permitido adquirir experiencia a lo largo de su carrera en sitios de Estados Unidos, Ecuador y Venezuela.
Todos sus saltos en los distintos países lo llevaron a prepararse para una prueba de fuego más, en Noruega.
Una invitación a los máximos representantes del deporte extremo lo llevó hasta el monte Kjerag, en el país nórdico. La jornada de salto se llevó a cabo entre el 19 y el 22 de junio. “En esta competencia usé un traje aerodinámico que se expande, dando una apreciación de vuelo”. Para Santos, en este deporte no existe una lucha con los otros competidores, todos son ganadores.
En este deporte los deportistas luchan únicamente contra sí mismos; contra sus emociones y sus miedos, con el fin de romper los esquemas”.
Para el futuro, Santos espera que el deporte se establezca en Ecuador y se lo promueva. Él, junto a distintos invitados de élite, ha sido escogido para ser parte del primer evento de salto BASE en el país.
La preparación de la cita es llevada a cabo por la constructora Andrade Rodas y será en el edificio más alto de la Costa ecuatoriana, el Diamond Beach, en Tonsupa.
Santos tiene la mirada puesta en el mundial de salto BASE que se disputará en Europa en el 2020. Por eso, buscará prepararse en dos eventos internacionales antes de fin de año. En septiembre estará presente en el Kuala Lumpur Base Jump 2019 en Malasia, saltando del KL Tower.
Mientras que a finales de año participará en el Bridge Day de Virginia, donde los deportistas se reúnen para saltar desde el puente.
La adrenalina que demuestra en sus actividades lo ha mantenido 10 años saltando desde puentes, montañas, edificios y aviones. Pide más apoyo de la empresa privada y del Estado. “Espero seguir compitiendo y viajando con la bandera de mi país. También quiero promocionar la marca más bonita del mundo, la del Ecuador”, exclamó