Miguel Armijos, nadador ecuatoriano, practica las modalidades de piscina y aguas abiertas. Foto: Manuel Quizhpe/ EL COMERCIO
Miguel Armijos cumplió 22 años el pasado martes. Lo celebró en la piscina olímpica de Cuenca, con una jornada rigurosa de entrenamientos. En la mañana nadó 6, 5 kilómetros y por la tarde cubrió menos distancia.
El nadador azuayo se prepara dos veces al día. Para hacerlo de manera sistemática decidió estudiar por la noche (de 18:00 a 22:00) en la Universidad del Azuay. Allí cursa el segundo ciclo en la carrera de Administración de Empresas.
Cuando no está en la piscina, se dedica a las tareas académicas y al descanso. “Es difícil para un deportista de alto rendimiento estudiar y entrenarse, por eso se registran retiros en algunas disciplinas”.
Todos los días, Armijos se entrena con Iván Enderica, quien suma dos participaciones en Juegos Olímpicos (Londres 2012 y Río de Janeiro 2016). Con satisfacción sostuvo: “entrenarme a su ritmo me ayuda a mejorar el nivel y a plantearme objetivos cada vez más exigentes”.
Hasta ahora, el puesto 25 alcanzado en la Copa Mundo de Aguas Abiertas es su mejor actuación en la categoría élite. Lo consiguió en julio pasado en Setúbal, Portugal, en la distancia de 10 km.
Llegó detrás de su compañero de prácticas, quien terminó 21. En ese torneo, Santiago Enderica y David Farinango se ubicaron 31º y 32º, en ese orden.
Incursionó en la natación a los 8 años. Después de cumplir los 15 años empezó a competir a escala internacional. Es medallista de bronce sudamericano en aguas abiertas, en la distancia de 7,5 km. Es campeón y vicecampeón juvenil de la Copa del Pacífico, en 200 y 400 metros libre.
A su criterio, es diferente entrenarse y competir en las dos modalidades. “En piscina existe una dirección marcada y es menos complicado; mientras en aguas abiertas uno debe guiarse correctamente, buscando las boyas que se encuentran a lo largo del mar”.
Su propósito es clasificarse a los Juegos Olímpicos del 2020 en Tokio. Para ello, espera competir en los Juegos Sudamericanos del 2018 y en los Panamericanos del 2019, con sedes en Bolivia y Perú. No consta en la nómina para los Juegos Bolivarianos, programados para mediados de este mes.
Según Gabriel Enderica, su entrenador, no se conoce con certeza cuáles fueron los parámetros de clasificación para los Bolivarianos. “Miguel ha tenido un buen año, pero eso no le sirvió para entrar en la delegación nacional, especialmente en aguas abiertas”.
En agosto pasado, en Guayaquil, compitió en los Juegos Nacionales Sub 23 y allí contabilizó dos medallas de oro, cuatro de plata y dos de bronce. Las preseas doradas las alcanzó en las pruebas de 400 metros libre (piscina) y 5 km (aguas abiertas).
El adiestrador azuayo considera que se tuvo que hacer un selectivo para escoger a los mejores para los Juegos Bolivarianos. Se informó que se llevaría a los nadadores con mejor puntaje en el ‘ranking’ de la Federación Internacional de Natación (FINA), pero tampoco sucedió. “No nos queda sino aceptar lo que se diga”.
En piscina, la mejoría de Armijos ha sido importante. En los recientes Juegos Nacionales participó en nueve pruebas. Allí mejoró 1 segundo y medio en 50 metros, 8 segundos en 400 m y 20 segundos en 1 500 m, entre los tiempos más destacados.
Para Enderica, “la curva de rendimiento ha sido significativa y cada vez se le ve mejor”. Sigue su preparación de manera responsable y disciplinada. Su última competencia de este año será en Guayaquil, el próximo mes, con motivo del torneo nacional.
El 2018 pretende demostrar sus progresos en la Copa Mundo de Aguas Abiertas, prevista para febrero en Viedma, Argentina. La transición de la categoría juvenil a la élite fue complicada, pero considera que el próximo año llegará a su máximo nivel.
Armijos está consciente que su reto es difícil, pero no