En los exteriores del estadio Atanasio Girardot en Medellín. Foto: David Paredes/ EL COMERCIO
En los exteriores del estadio Atanasio Girardot ya se huele a final. La mañana del 26 de julio del 2016 los hinchas del Atlético Nacional de Medellín ya lucen las camisetas y los vendedores informales ya se instalaron.
La reventa no se siente, hay personas que ofrecen entradas, pero a dos cuadras el estadio. En la avenida Colombia, una de las emprendas cerveceras más importantes del país instala una tarima. En las calles se escucha que la rumba de la final de la Copa Libertadores va a estar buena.
A las 8:30, un grupo de aficionados y gente del sector se reúne para hacer bailoterapia, mientras que a pocos metros llega el bus que transporta al equipo de Reinaldo Rueda.
Solo en ese momento aumentó la seguridad. Rueda pidió blindarse. No quería a nadie extraño en los graderíos.
Los únicos que ingresaron al escenario deportivo fueron los organizadores. Este martes 26 de julio instalaron el ‘banner’ promocional de la final. Al cruzar la calle, otro tumulto de hinchas hacen fila para fotografiarse con la Copa, que desde el lunes 25 de julio es exhibida de forma gratuita en el Instituto de Deportes y Recreación (INDER).
El técnico Reinaldo Rueda solicitó que nadie ingrese al estadio mientras se realizaba la práctica de Atlético Nacional. Foto: David Paredes/ EL COMERCIO
La reventa también se ha aprovechado. Una boleta que cuesta USD 35, la venden en USD 90. El problema es que las entradas se agotaron el viernes 22 de julio.
Los aficionados hablan de Independiente del Valle con respeto. Aseguran que el juego será duro, pero confían en Rueda y su gente.