La lesión de Antonio Valencia, que estará inactivo hasta marzo por lo menos, es un severo golpe que recibe la Selección nacional y, por supuesto, la hinchada, que lo respeta y lo quiere. Es injusto que un futbolista tan talentoso y responsable no pueda jugar.
No obstante, la ausencia de Valencia es una oportunidad que tiene el DT Reinaldo Rueda para probar con un equipo que no cuente con Valencia, quien suele llenarse de amarillas y hasta rojas por su vehemencia y su sed de triunfo. Pasó en las últimas eliminatorias, cuando Valencia vio la roja con Chile, en Quito, e hizo mucha falta tres días después, en la victoria de Venezuela, resultado que fue clave.El DT de ese entonces no supo qué hacer sin Valencia.
Rueda, obligado por las circunstancias, puede ensayar con otros nombres en los siguientes amistosos, que ya le han dejado lecciones valiosas. En los duelos pasados (gran victoria sobre México y gris caída con los llaneros) aprendió, entre otras cosas, que los ecuatorianos tienen un problema con aguantar el resultado los 90 minutos y que no existe una dupla confiable para el ataque. Aprender a jugar sin Valencia es otra de las tareas. Depender de una persona siempre será un riesgo.