Facundo Martínez, de la U. Católica. Es ecuatoriano desde diciembre. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
Horacio Salaberry está ansioso por ponerse la camiseta de Liga de Quito. El uruguayo cuenta las horas para que el Gobierno Nacional le entregue su carta de naturalización, para actuar como un ecuatoriano más en el fútbol local.
Por ahora se entrena con normalidad junto a sus compañeros, en el complejo de Pomasqui. Esperaba recibir su carta en enero, pero el proceso se dilató.
Este año, Barcelona inscribió a Gabriel Marques y a Damián Díaz como ecuatorianos, mientras que Emelec hizo lo propio con Francisco Silva. Facundo Martínez, de la Universidad Católica, se suma a la lista de los ‘nuevos’ ecuatorianos.
Los dos equipos porteños son los que más nacionalizados inscribieron, tres cada uno. Universidad Católica tiene dos; además de Martínez, cuenta con el delantero Luis Miguel Escalada.
El campeonato de este año tiene nueve nacionalizados. Uno de ellos es el golero Fernando Fernández, tricolor desde el 2013, que juega en el Aucas.
En los últimos 20 años, 33 jugadores han obtenido la nacionalidad ecuatoriana para jugar en equipos de la Primera categoría.
Su aporte es significativo en el fútbol local. De los nueve nacionalizados activos, seis son titulares en sus equipos. Martínez es un caso especial, porque el año pasado formó parte del cuerpo técnico de la ‘Chatoleí’.
Cuando Matías Oyola y Esteban Dreer recibieron la nacionalidad, en el 2012, Antonio Valencia, capitán de la Tri, protestó a través de Twitter. “En Ecuador obtienen la nacionalidad muy pronto”, publicó.
Carlos Alfaro Moreno, vicepresidente de Barcelona, señala que obtener la nacionalidad ecuatoriana es un “honor y una responsabilidad”. Dice que en su club cuentan con esa cantidad de extranjeros debido a la popularidad del equipo y a la presión de obtener resultados deportivos.
“Los tres que están en Barcelona son referentes, además aman al país. Un caso aparte es Marcos Mondaini, él es un ejemplo para todos por su calidad de persona y deportista, sin importar el equipo en el que juegue. La decisión fue de ellos y es respetable”, dijo.
Alfaro Moreno cuenta que esperó a retirarse de la carrera (2003) para iniciar sus trámites, porque sentía que si jugaba con cédula ecuatoriana les quitaría espacio a los futbolistas que venían de la cantera.
Juan Carlos Burbano, exfutbolista, recomienda a la FEF regular la cantidad de naturalizados que puedan actuar en los clubes. A su criterio, los equipos obtienen ventajas deportivas con la presencia de más extranjeros en sus plantillas.
“A nosotros nos pasó en la Selección que en algún momento estuvieron Carlos Juárez y Ariel Graziani. Se fueron y Agustín Delgado tuvo más espacio y llegamos al Mundial”, dijo el exmediocampista de la Selección tricolor.
Raúl Avilés, también exseleccionado, está a favor del espacio que han tenido los naturalizados en el campeonato y en la Selección. “En el país se juega por calidad y no por ser de equis país. Si es un aporte, bienvenido sea”, dijo.
Algunos de los pocos extranjeros que tras naturalizarse y retirarse del fútbol se quedaron en el país son Alfaro, como dirigente; Cristian Bottero, que tiene un restaurante en Quito; Cristian Gómez, que dirige en las formativas de LDU; Javier Klimowicz, que es DT en las inferiores de Emelec, entre otros.