Janick Pirucha participó en la prueba del lanzamiento de la lanza en el estadio de la comunidad de Putuimi. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO
Los juegos ancestrales son parte de las festividades de las comunas indígenas de Pastaza. Los dirigentes buscan así que los pobladores compartan sus experiencias y técnicas ancestrales. La demostración de estos eventos deportivos se realizó en el estadio de arena y las angostas calles de Putuimi, ubicado al suroccidente de la parroquia Tarqui, en Pastaza.
Un grupo de hombres y mujeres, que representaron a una de las 37 comunas de San Jacinto del Pindo, participaron en las diferentes pruebas. En la explanada se disputaron los juegos del lanzamiento de la lanza, el soplo de la bodoquera o cerbatana y el corte del tronco. Además de la toma de la chicha, la prueba de fuerzas entre las comunidades, la carrera del chaski y el encuentro de los sonidos del tambor.
Según Lisandro Pirucha, presidente de San Jacinto del Pindo, las actividades deportivas finalizaron con un cuadrangular de fútbol. El torneo contó con los equipos indígenas denominados Rompe Redes, Liga Deportiva Sarayaku, Sol de Oriente y selección Comuna San Jacinto del Pindo. El dirigente indicó que los premios a los ganadores fueron edredones, juegos de vajilla, lámparas y otros. Los presentes fueron entregados o donados por empresas públicas y privadas. “Los premios son una motivación para los participantes. Hemos tenido gran acogida por las comunidades”, asegura Pirucha.
El primer juego que se desarrolló fue el soplo de la bodoquera o cerbatana. Los 30 hombres casados y solteros soplaron el madero hueco de donde se expulsa una fina flecha elaborada con madera de chonta. Los habilidosos participantes debían atinar al centro de un tablero de cartón. La concentración es un pilar fundamental para hacer esta actividad. Andrés Inmunda, vecino de la parroquia Tarqui, se demoró 20 minutos en apuntar y soplar la cerbatana. “Para hacer un excelente lanzamiento se debe sostener con firmeza el madero y calcular la trayectoria con un fuerte viento”, indicó Inmunda.
El concurso del soplo de la bodoquera o cerbatana. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIo
Las risas, conversaciones y toma de la chicha de yuka fueron la tónica de los juegos. El lanzamiento de la lanza contó con participantes de las nacionalidades Shuar, Andoas y Kichwas. Un grupo de dirigentes fue el encargado de hacer las mediciones y servir como jueces de la forma de enviar las lanzas de madera de chonta. Para el juego del corte del tronco se sumaron representantes de comunas de Shiwiar y Achuar. Esta actividad logró cumplirse en menos de 10 minutos. Baltasar Vargas, indígena de la Comuna Nueva Vida, indicó que el truco está en cómo sostener el machete para cortar el leño. El indígena kichwa se ubicó en el segundo lugar. “Estamos felices de seguir rescatando nuestras costumbres y no dejarles perder. Acá se viene a compartir y festejar a la organización”, aseguró Vargas.
La toma de la chicha, la prueba de fuerzas entre las comunidades y la carrera del chaski las realizaron las mujeres de las comunidades. Los concursos estuvieron matizados por los gritos de apoyo de sus parejas, hijos y vecinos. Las indígenas de la comuna Shuar de Yanamarka ocuparon el segundo lugar en la prueba de fuerzas entre las comunidades. Tres mujeres de contexturas gruesas y dos pequeñas no lograron con las de Amazanga. Enma Pirucha, dirigente de Yanamarka, aseguró que vienen a disfrutar de estas actividades.