Las lluvias no cesan en el país ni en la capital. Recientes estimaciones del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi) dan cuenta de que el invierno se extenderá hasta junio, confirmando con ello que el de la temporada 2016 – 2017 se convertirá en el más largo y crudo de los registrados en las últimas décadas.
Y aunque no podemos cambiar esa realidad, los conductores podemos tomar medidas para mitigar ciertos efectos del agua en una movilidad que suele volverse más caótica de lo habitual.
En primer lugar, es importante reducir la velocidad de circulación, no solo porque la visibilidad disminuye, la capacidad de frenado se reduce sobre piso mojado y porque el agua evita que veamos los baches, sino también por respeto y consideración a los demás usuarios viales.
Durante o después de un aguacero, suele haber conductores inescrupulosos que circulan a altas velocidades por sitios donde el agua se ha acumulado, salpicando a todos quienes se encuentran cerca del lugar. No hay argumento que justifique tal comportamiento, que lamentablemente es más común de lo que se creería. Conviene ponerse en el lugar del otro antes de actuar de una determinada manera.