Cada semana el idioma guaraní fluye en una de las casas de Édgar Balbuena, Richard Estigarribia o de Librado Azcona. Ya es una costumbre reunirse en sus domicilios con sus familias, compartir un asado y conversar en el lenguaje nativo de Paraguay.
Los tres jugadores paraguayos del Independiente del Valle construyeron así su rinconcito íntimo para recordar a su país y mantener sus tradiciones. Se trata justamente de los futbolistas con mayor experiencia en el cuadro sangolquileño y que hoy buscan llegar a la final del Campeonato Nacional o asegurar el cupo para la Copa Sudamericana que se disputará desde el 27 de este mes.
Estigarribia, quien juega de delantero, y Azcona, el golero, viven en el sector de Sangolquí, en el valle de Los Chillos, al oriente de Quito. Mientras que el zaguero Balbuena reside en un departamento en la calle República de El Salvador, en el norte de la ciudad.
Estigarribia, de 29 años, y Azcona, de 28, llegaron al equipo en el 2010. Ambos se formaron juntos como futbolistas desde los 13 años en el club 12 de Octubre de su país. “Empezamos en las divisiones menores y luego nos separamos en el 2007 y nos reencontramos tres años después en Quito. Fue emotivo cuando lo volví a ver”, recuerda el ariete.
Azcona tuvo su primera experiencia internacional en Liga de Loja, en el 2009. Estigarribia estuvo en el fútbol peruano y cuando se juntaron en Quito, cada uno arribó con sus esposas e hijos. A ellos se sumó a inicios de este año Balbuena, de 31 años. Él también llegó con su esposa e hijas, quienes tuvieron mayores complicaciones para adaptarse a la altitud.
“En las concentraciones y en las casas hablamos más el guaraní que el español. Igual sucede con nuestras familias. Aunque en el complejo evitamos hacerlo porque nuestros compañeros piensan que nos burlamos de ellos y no es así”, detalla Balbuena.
Los tres comparten habitación en las concentraciones, por su afinidad. Se identifican y toman tereré. Estigarribia siempre porta consigo una especie de tetera en la cual mantiene caliente la infusión de yerbas, bebida tradicional paraguaya, que luego reparte entre sus compatriotas.
Ellos se relacionan fácilmente con sus compañeros. Tienen carisma y son ídolos. También bromean y ayudan con sus consejos a los más jóvenes. Esa definición también es compartida por Júnior, utilero del club.
¿Por qué fueron contratados? Michel Deller, empresario y presidente del club, admite que trajo a estos futbolistas para jerarquizar el camerino.
La semana pasada, durante un asado que realizó el plantel en Sangolquí, ellos estuvieron juntos, como de costumbre. Cuando se les consultó sobre el porqué no tienen una bandera o una camiseta paraguaya, Balbuena argumentó: “Está duro el asunto en mi país. Esperamos que mejore en los próximos meses”.