'Teníamos un pacto con mi hijo: regresar juntos a vivir en Ecuador'

Sus familiares. Rita Betancourt (izq.) y Dorcy López, madre y abuela materna de Christian Benítez, se reunieron ayer en el barrio El Inca, en el norte de Quito. Fotos: Patricio Terán /EL COMERCIO y reproducciones de archivo particular de Christian Beníte

Cuando tenía 8 años, el 'Chucho' Benítez narraba goles imaginarios, partidos ficticios, situaciones de juego en las cuales él era la figura. "Se va el 'Tanque' Hurtado por la derecha, va a centrar, ¡atención! cuidado que viene Christian Benítez… patea Christian y ¡goooooll! ¡gooool de Christian Beníteeeeeeezzz!!!! En sus narraciones, siempre era la figura, el goleador del equipo. "Y siempre se elogiaba más de la cuenta", dice con una mueca parecida a una sonrisa su madre, Rita Betancourt.
[[OBJECT]]
"Utilizaba ¿cómo se dice? usaba muchos adjetivos positivos para él: ¡Qué gran jugador! ¡Cómo hizo ese golazo! El pequeño Benítez narraba esos partidos mientras veía la televisión y también cuando ensayaba sus primeras gambetas en juegos callejeros. También lo hacía en la cocina del pequeño departamento que arrendaba su mamá en Chillogallo, en el sur de Quito.
Las escenas se repetían en Esmeraldas en la casa de su tía Bolivia, en donde las principales afectadas eran las gallinas que se criaban en la casa. Los animales recibían, sin querer, balonazos y se quedaban con las patas moreteadas.
Los adornos de la sala en su residencia en Quito y los alimentos de la cocina tampoco estuvieron a salvo del inquieto futbolista. El pichón de jugador pateaba naranjas, papas y cualquier objeto parecido a un balón de fútbol.
En ese tiempo, cuando la fama aún era lejana, en esa pequeña habitación, madre e hijo sonreían pese a las carencias, a la soledad y la pobreza. Eran felices con poco. "Él me invitaba, me decía 'señora Rita, venga juegue conmigo', cuenta su madre, quien llegó la noche del martes al Ecuador desde Italia en donde reside, en un viaje triste para despedirse de su único hijo, del goleador que acaba de fallecer.
Dolor, lágrimas, recuerdos y muchas entrevistas...
Las anécdotas se multiplican. Rita Betancourt cuenta estas vivencias en el interior de la casa que compró hace varios años en El Inca, en donde residen ahora su madre Dorcy con dos primos. Se sienta en una silla justo delante de un enorme cuadro del goleador con la camiseta del América.
El movimiento en dicho inmueble es inusual. Las puertas exteriores están abiertas de par en par. Los periodistas entran y salen y se confunden con los familiares, que también llegan por decenas.
Se hace difícil respirar por momentos. El aire está caliente por la cantidad de gente, por las cámaras prendidas y por las luces que llevó una productora de televisión, para un programa especial. Hasta Televisa, el gigante mexicano de las comunicaciones, envió a un equipo para entrevistar a la madre.
Durante la entrevista con el canal azteca, el resto de familiares se arremolinan tras el sillón en el que se sienta Rita, con fotos y carteles del 'Chucho'. "Para que nos vean en México", comenta uno de ellos, entre susurros.
Los familiares llevan en sus brazos gigantografías con collages de imágenes del exdelantero de El Nacional y del América. Las imágenes son simbólicas: en un par aparece abrazado con Pedro Quiñónez y Luis Antonio Valencia, sus dos amigos y compinches de la adolescencia. Ellos se conocieron desde muy jóvenes, en las inferiores de El Nacional. Quiñónez y Valencia vivían en la pensión del equipo y Benítez se quedaba con ellos hasta la tarde. Luego emprendía un largo camino de retorno en bus, desde Tumbaco hasta su casa en Chillogallo, en el sur de Quito.
[[OBJECT]]
En otras fotos, el ariete aparece con los amores de su vida: su esposa Lisset y sus hijos Emily, Cristiano y la recién nacida Kaila.
Rita termina la entrevista con Televisa y se sienta para conversar con este Diario. Viste de negro y al igual que la abuela del 'Chucho', Dorcy López, tiene los ojos enrojecidos, la mirada triste, el ánimo por los suelos. No concilia el sueño desde el lunes, cuando su nuera Lisset le llamó desesperada a su teléfono móvil a Peruggia, en donde cuida a un par de ancianos. No pudo viajar directamente a Qatar y apenas consiguió cupo vino directamente a Quito.
Ha respondido muchas preguntas sobre su hijo y ha llorado mucho frente a las cámaras. Por ello, este Diario le propone hablar de sus recuerdos alegres con el 'Chucho'. Y la mujer se suelta y comienza a hablar y por momentos ríe con ganas. Cuenta por ejemplo, que cuando ella se fue a Italia, cuando Benítez tenía 10 años, él la llamaba por teléfono convencional desde la sala de la abuelita Dorcy. "Un mes me tocó pagar un platal, porque hablábamos mucho. Él me decía mamá llévame a vivir contigo. Yo estaba de ilegal y le decía: 'No mijito, es mejor que te quedes allá".
En la adolescencia, Benítez seguía insistiendo con acompañar a su madre en Italia, pero Rita, que ya había arreglado sus papeles de residencia, encontró la forma de desilusionarlo. "Si te traigo acá vienes para estudiar y dejas el fútbol". El inquieto joven nunca más mencionó su deseo de ir a Italia.
Los viajes a Ecuador y el nacimiento de una promesa
Siguen los recuerdos. La primera vez que la mujer volvió al Ecuador, el 'Chucho' ya era un adolescente de 16 años y estaba bastante adelantado en la vida: jugaba en la Sub 18 de El Nacional y aparte ya tenía un hijo recién nacido: Fabiano Robinho.
Luego, vino el salto a la gloria del 'Chucho', su consagración en El Nacional y sus posteriores convocatorias a la Selección, incluido el Mundial de Alemania.
Betancourt aprovechaba cada espacio de vacaciones para volver al Ecuador y estar en los partidos de eliminatorias con su hijo, que ya jugaba en México, tenía un nombre y ganaba buen dinero por su habilidad con el balón.
Entonces, el 'Chucho' empezó a presionar, según da fe López, la abuelita del goleador. Constantemente, él le pedía a su madre que regresara a Ecuador. "Le decía, qué vas a seguir trabajando tanto allá en Italia, yo puedo mantenerte, tú ayúdame con mis asuntos en Quito y cuida a mi abuelita".
Rita, en cambio, se negaba. Desde joven, ella prefirió manejar su propio dinero y se resistía. Hábil para manejar a Benítez, llegó a un acuerdo con él. "Teníamos un pacto con mi hijo. Regresar juntos al Ecuador. Yo le decía ¿qué hago volviendo ahorita, si tú no estás? Mejor cuando te retires del fútbol, ahí los dos volvemos".
Mientras la mujer conversa, la casa se sigue llenando de personas. Llegan más medios, pero también familiares que arriban con maletas, desde Esmeraldas, Quinindé... En la sala están sentados los Benítez: todos ellos muy parecidos a Ermen, la 'Pantera', que por esas horas se encuentra en el coliseo Rumiñahui junto a Cléber Chalá mirando la logística para los funerales del gran goleador.
'Hazme una foto con Felipao por favor'
Las luces se prenden para la próxima entrevista de Betancourt. Pero la mujer decide compartir otro recuerdo con este Diario. Este ocurrió en febrero pasado, en Guimaraes, durante el partido en el cual Ecuador venció a Portugal y el 'Chucho' se comió un gol increíble.
La mujer estaba alojada en el mismo hotel de la Selección, pero no pudo compartir con su hijo, sino hasta luego del partido. Allí, cuando todo era algarabía, Rita recibió la autorización para subir a la habitación del 'Chucho'. En la pieza estaba Felipe Caicedo. La madre sacó su cámara y le pidió a su hijo "Tómame una foto con 'Felipao'. Además, allí conoció al DT Rueda. Los recuerdos son lo único que le queda a la mujer. "El 'Chucho' siempre fue como ustedes lo vieron: alegre, molestoso, divertido. Era el mismo en la cancha, con la familia, con los periodistas".
Más recuerdos
Rita Betancourt dice que en la familia todos criticaban a Benítez por su faceta de bailarín. "Es que bailaba muy mal. Un día se puso a quererme enseñar reggaetón antes de una fiesta por mi cumpleaños. Estuvimos ensayando pasos una hora.
Fabiano Robinho, el hijo mayor del 'Chucho', permanece junto a su familia paterna por estas horas. Hoy todos tienen previsto ir desde el mediodía al velatorio del jugador en el coliseo Rumiñahui.