El fútbol no es un deporte de probabilidades. Tampoco de méritos. Mucho menos de buena o mala suerte. Es un deporte pragmático, donde gana quien hace más goles que el contario y punto.
Eso es, precisamente, lo que pasó ayer al mediodía en el estadio Olímpico de Riobamba, donde se enfrentaron el Centro Deportivo Olmedo y Liga de Quito. En los 94 minutos que duró el lance, el elenco albo tuvo seis claras ocasiones de anotar y las desperdició todas. El ídolo riobambeño solamente tuvo tres, pero una de ellas se convirtió en el gol del triunfo.
Fue, además y sin eufemismos, un golazo. Un gran tanto que nació de una falla de alguien con experiencia como Néicer Reasco, que despejó un centro con un cabezazo dirigido a la media luna del área grande, al contrario de lo que dictan los cánones.
Christian Gómez, el ‘Camello’, no desperdició el regalo y ejecutó un derechazo imponente que envió el balón al ángulo superior izquierdo del arco. Alexander Domínguez voló en vano.
La anotación, que se consiguió apenas a los 20 minutos de iniciado el lance, fue un acicate para ambos equipos, que se enfrascaron en una lucha abierta y emocionante. Frontal y decidida. Con pocos roces y exageraciones y mucho amor propio e ímpetu.
Liga se adueñó del trámite del partido, tratando de buscar la igualdad; Olmedo se defendió con orden y convencimiento y también contraatacó con peligro.
Hernán Barcos desperdició dos ocasiones imposibles a los 32 y 39 minutos. En ambas ocasiones quedó solo frente al arco del ‘Ciclón’, defendido por Róbinson Sánchez, pero no pudo concretar.
En el arco contrario, en cambio, fue Paúl Ambrosi quien cruzó providencialmente su pierna derecha para desviar un disparo de Esteban Rivas, que ya era cantado como gol por la barra olmedina.
Esa dinamia, principalmente en el primer tiempo, hizo que el partido sea seguido con pasión por los 10 000 hinchas que se dieron cita en el escenario riobambeño y que aplaudieron con entusiasmo las acciones.
Los riobambeños –jugadores, dirigentes y simpatizantes- saben que el de ayer no fue un triunfo cualquiera, a pesar que fue en el primer partido del Campeonato. La categoría del rival, vigente campeón y con el mejor currículo internacional del país, valora la importancia del logro y, asimismo, eleva la moral y la confianza del ídolo riobambeño, que en el 2010 tuvo un año azaroso y lleno de incertidumbres.
La victoria de ayer también sirvió para justipreciar la andadura que tiene Dragan Miranovic, un obrero del fútbol que diagrama conjuntos sólidos, ordenados y obedientes de la táctica; aunque esto en ocasiones vaya en desmedro del fútbol ‘bonito’, que añoran los hinchas.
En el lado contrario, los integrantes de Liga no tienen más que reconocer que el equipo jugó un mal partido, con muchas impresiones y poco convencimiento.
Y aunque faltaron algunos jugadores vitales para el DT Bauza, como ‘Beto’ Araujo, ‘Chucho’ Bolaños, ‘Pato’ Urrutia y Ezequiel González, ese no es un argumento válido para un conjunto con tanta historia y tantas expectativas como Liga de Quito.