El fútbol de conjunto superó a los esfuerzos de las individualidades. En el Mundial se demostró que los liderazgos mesiánicos del tipo Diego Maradona y Pelé son historia. Ahora lo más importante es el juego de conjunto: todos atacan, todos defienden.
Esa fue la premisa que se impuso en los cuatro semifinalistas del Mundial: equipos solidarios, en donde más que prevalecer un nombre se impuso el equipo.
La cita sudafricana fue consagratoria para jugadores como el uruguayo Diego Forlán. El ‘Cachavacha’, de 31 años, vive la plenitud de su carrera al guiar a Uruguay hacia las semifinales de la Copa.
El delantero del Atlético de Madrid marcó cinco goles en la Copa: todos decisivos y todos golazos. De su mano Uruguay soñó con la gloria mundialista.
Otro de los destacados fue el joven delantero Tomas Muller, quien disfruta de una temporada inolvidable. Hasta el otro año jugaba en la Tercera División de la Bundesliga alemana y ahora acaba de ser nombrado el Mejor Jugador Joven de la Copa del Mundo.
Capítulo especial también merecen los arietes David Villa y los volantes Andrés Iniesta y Xavi de la campeona España. También Luis Suárez de Uruguay, quien anotó e incluso impidió goles con su mano , tal como lo hizo en los cuartos de final ante el difícil equipo de Ghana.
Precisamente este equipo también merece una mención especial. El cuadro ghanés fue el equipo africano que llegó más lejos en el Mundial: solo fue superado por la jerarquía de los uruguayos.
La vereda contraria fue para los favoritos Brasil, Argentina, Italia, Francia, Inglaterra y Portugal que tuvieron que conformarse con puestos secundarios. Estrellas como Cristiano Ronaldo, Lionel Messi, Franck Ribéry… fracasaron.