La máxima preocupación de los árbitros del Mundial será evitar estar implicados en una polémica mundial por haber validado una jugada como la mano del francés Thierry Henry que despejó el camino de Francia hacia Sudáfrica en noviembre pasado.
En aquel encuentro, el árbitro sueco Martín Hansson no observó irregularidad alguna cuando Henry se ayudó con la mano para controlar el balón y centrar para William Gallas, que logró empatar contra Irlanda. Era el partido de vuelta de la repesca y así Francia obtuvo la clasificación para Sudáfrica.
Los diarios ingleses ironizaron sobre ‘ the hand of frog’ (la mano de la rana), palabra con la que los ingleses tratan despectivamente a los franceses.
Michel Platini, presidente de la UEFA, no dudó en anunciar que el arbitraje en su forma actual estaba muerto, al declararse partidario de que los jueces sean cinco en la cancha.
El temor para los árbitros de Sudáfrica será que se reproduzca otro escándalo de este tipo y evitar los errores de cuatro años atrás en Alemania.
Para evitar este tipo de problemas, la FIFA insistió en la necesidad de que los colegiados estén físicamente preparados para el Mundial.
“La FIFA envía un programa semanal de los entrenamientos a los que podemos someternos”, explicó el árbitro francés Stephane Lannoy, seleccionado para los partidos.