Inmediatamente después de que Zaida Molina, esposa de Raúl Noriega y amiga personal de Iván Kaviedes, supo que el ‘Nine’ había sido separado de Macará llamó al presidente de ese club Germánico Holguín.
El dirigente le dijo que el jugador salió del equipo por varias faltas disciplinarias, entre ellas la inasistencia al entrenamiento del pasado viernes 27 de agosto.
Zaida no veía a Iván desde que él se instaló en Ambato. Fue después de que terminó su etapa de rehabilitación por adicción a las drogas y luego de que los celestes lo presentaron, el 29 de diciembre del 2009, como su nuevo refuerzo para esta temporada.
Ella desconoce si el ex delantero histórico de la Selección recayó en las drogas porque “aún no he conversado con él”. Pero lo que sí tiene claro es que “el problema de Iván (Kaviedes) es también anímico, espiritual y afectivo”.
Identifica como uno de los problemas del ‘Nine’ la falta de afecto. Considera que su tratamiento lo realizó “muy rápido” y que su retorno al fútbol fue “acelerado”.
Kaviedes estuvo internado tres meses en la Casa de Reposo y Tratamiento Nueva Luz, ubicado en la ciudadela Martha de Roldós, en el norte Guayaquil.
Bertha Campozano, encargada de la dirección del centro, lo recuerda perfectamente. Ella reveló que Iván no continuó con su tratamiento después de fichar para el Macará. “Le faltó la tercera fase del proceso”, sostuvo.
Esta fase incluye tres visitas por semana a la clínica donde los psicólogos, los orientadores y los médicos del lugar le debían realizar un seguimiento a su recuperación. “La enfermedad de la adición es para toda la vida. Él tenía que venir y contarnos cómo le va y qué está haciendo con su vida, pero cuando se fue a Ambato desapareció completamente”.
Los médicos del centro lo visitaron el 30 de mayo pasado en un hotel de Guayaquil cuando Macará jugó contra Emelec. “Nunca notamos nada extraño en él, pero el adicto es disimulador”, confesó la encargada de la clínica.
Eva Cevallos, directora del departamento de salud mental de la Dirección de Salud del Guayas, coincide en que el tratamiento del jugador fue incompleto porque no se involucró a sus amigos, familiares y allegados.
Cree también que su internamiento fue muy corto y que su retorno al fútbol fue “inoportuno”. Esto debido a que “las presiones propias de la competencia son factores de riesgo para todo adicto rehabilitado que emocional y afectivamente no ha estado preparado y ese creo que es el caso de Iván Kaviedes”, señaló.