En las calles, en los parques, en los autos, en la Metrovía. Guayaquil amaneció vestida de azul y amarillo.
La mañana de este domingo fue una mañana de Clásico del Astillero, en la que las camisetas de los equipos predominaron. Hasta las mascotas saltaron a las calles equipadas, según la preferencia de sus dueños. El movimiento se concentró en los alrededores de los estadios de los equipos guayaquileños, que se enfrentarán a las 17:00 en el Monumental.
Temprano, en el George Capwell (sur de la ciudad), la Boca del Pozo madrugó para conseguir los últimos 800 boletos que estaban disponibles para el área de Preferencia, en el escenario del rival.
Sus camisetas azules marcaron los alrededores del lugar. Pero otros, como Plo plo, miembros de la barra brava, llevaba la camiseta tatuada en la piel, con escudos y frases emelecistas.
Los negocios de venta de prendas fueron neutrales. En el perímetro del Capwell, Rosario Salazar armó su negocio. Colocó unos cuantos cordeles en las rejas de su casa y colgó camisetas para todas las edades y gustos.
“Esta un poco malo el negocio. Los policías metropolitanos no dejan vender. Este alcalde Nebot parece que no es ni barcelonista ni emelecista, porque no apoya. Ha de ser de la Liga”, criticó el esposo de Salazar, quien le ayuda en las ventas.
En el oeste, en la trinchera de los amarillos, el movimiento comenzó a las 10:00. La Sur Oscura madrugó para adueñarse de su especio, la General Sur. Diego, un joven de 14 años, ensayaba para estrenarse con el tambor en la barra. Lucía un poco dudoso, “pero adentro ya es otra movida. Solo te aflojas”, le decía por experiencia Chrisitan, otro hincha de La Lagartera (una de las sub-barras).
Para controlar el sitio, la Policía ingresó al estadio Banco Pichincha cerca de las 11:00. También controlaron los exteriores y el área de boletería.