La muerte de Christian Benítez mostró una práctica que resulta válida para quienes protegen sus inversiones al fichar figuras bien valoradas con seguros de vida. El Jaish qatarí pagó cerca de USD 18 millones al América azteca por los derechos deportivos del ecuatoriano, quien murió un mes después de su fichaje.
José Chamorro, agente FIFA que lo representaba, dijo que pedirán que se cumpla con el contrato, para garantizar el bienestar de Lisset Chalá y de sus cuatro hijos.
Usualmente cuando un futbolista resulta demasiado costoso para un equipo o para un grupo inversor, lo primero que hacen es asegurar su inversión contratando un seguro de vida. Muchos futbolistas, incluso, aseguran ciertas partes de su cuerpo (piernas, brazos, etc.), según sus requerimientos.
El jurista Oswaldo Paz y Miño, el comercializador de seguros, el exfutbolista Danilo Samaniego y el agente Jorge Guerrero coincidieron en que los equipos lo hacen para proteger sus inversiones.
Para poner un ejemplo, en el 2004 El Nacional compró los derechos deportivos de Otilino Tenorio. Tito Manjarrez era presidente de los rojos en aquella época. En el 2005 falleció este ariete en un accidente de tránsito mientras viajaba a Quevedo. Los ‘criollos’ contaban solo con seguro médico. Además, el club tenía convenios con el Hospital Militar. Pero nunca tuvieron un seguro de vida.
Manjarrez lamentó el deceso de Tenorio, que causó una pérdida monetaria a El Nacional. “Por no contar con un seguro de vida perdimos los USD 900 000 que nos costó el fichaje”. Él desconoce si los otros clubes cuentan con una política que obligue a los jugadores a tener este tipo de respaldos.
Con Luis Bolaños, quien está por militar en el fútbol de Estados Unidos, pasó algo similar. El Grupo Sonda, que es dueño de los derechos deportivos del volante, lo cedió a préstamo a LDU una temporada, pero solicitó al cuadro albo que lo asegurara como medida para resguardar la inversión que hizo este grupo empresarial.
Lo cierto es que en Ecuador no hay normas ni obligaciones para que los clubes afilien a sus planteles a este tipo de servicios, una realidad que Iván Hurtado, asambleísta y presidente de la Asociación de Futbolistas Profesionales del Ecuador (AFE), admite.
Como gremio ha gestionado para que sus afiliados cuenten con un seguro de vida, a pesar de que esta institución no puede cubrir esos gastos. “No todos los futbolistas cuentan con este servicio, pero hemos enviado información a todos los clubes del país y a sus capitanes”, indicó. El propósito es que lo hagan por su cuenta.
Finalmente se trata de seguros convencionales, pactados entre jugadores y clubes. Tras el deceso del titular de la cuenta, las “víctimas-beneficiarias”, como el jurista Paz y Miño refiere, cobrarán el monto que se haya fijado en el contrato. “Puede ser el equipo o los familiares, según sea la circunstancia”.
A esto, Samaniego -quien jugó en Liga (Q) y hoy es de la aseguradora National Western Life– agrega que los equipos están en la potestad de proteger su inversión. “Desconozco si El Jaish hizo eso con Benítez. Lo más probable es que sí, por el alto costo que pagó. A su vez, también es muy probable que Benítez haya contratado un seguro para proteger a su familia”.
El tema de las aseguradoras también pasa por la organización de cada liga, de los países.
En Inglaterra, según la experiencia del empresario Guerrero, son más organizados que en otros lugares. Allí los contratos son garantizados con seguros para lesiones (aparte de los de salud) y de vida. “En Ecuador no existe esa cultura, por eso no se lo hace”.
Una muestra de que los futbolistas suelen asegurarse por su cuenta la da Karina Gallo, de la empresa AFP Génesis. Ella maneja cuentas de jugadores profesionales y entre ellos estuvo ‘Chucho’ Benítez. Se desconocen los montos del seguro que habría firmado Benítez con el club árabe y con su agente José Chamorro.