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El futbolista adopta el ‘quédate en casa’ para cuidarse del virus

Nicolás Dávila junto a su padre Ángelo Dávila, su madre Carolyn Alarcón y su hermano Sebastián. Foto: Cortesía de Nicolás Dávila

Nicolás Dávila junto a su padre Ángelo Dávila, su madre Carolyn Alarcón y su hermano Sebastián. Foto: Cortesía de Nicolás Dávila

Nicolás Dávila junto a su padre Ángelo Dávila, su madre Carolyn Alarcón y su hermano Sebastián. Foto: Cortesía de Nicolás Dávila

Nazareno Bazán llegó cedido a préstamo por un año a Universidad Católica proveniente de Vélez Sarsfield. Tiene 21 años y esta es su primera experiencia internacional. Jugó un total de 95 minutos en los cuatro partidos del torneo local y ya tiene tres goles.

A final de temporada debe volver al cuadro argentino. Aún no sabe si podrá llevar a su novia Agustina a conocer la Mitad del Mundo o el Centro Histórico. La pandemia llegó con furia en marzo y la joven pareja apenas conoce un par de calles de la capital, sobre todo del hipercentro, en donde se instalaron, y el complejo deportivo de La Armenia, en donde ‘Naza’ se entrena a diario. Él va a las prácticas en el auto de su compañero y vecino, el defensa uruguayo Guillermo de los Santos.

En julio, tres futbolistas del cuadro del ‘Trencito’ contrajeron el covid-19. Un juvenil y dos jugadores del equipo de Primera (uno de ellos, el capitán Facundo Martínez, según su propio testimonio). Uno de los jugadores tuvo contacto con un familiar contagiado y ahí se inició el problema.

Los tres jugadores estuvieron aislados, pero en la plantilla se instaló la preocupación. Por ello, según cuenta Bazán, hubo reuniones entre el grupo de deportistas para ratificar el compromiso de cuidarse. “La situación en la calle está complicada por los contagios. Básicamente, lo que nos dijimos entre todos es que hay que cuidarse, tener precauciones. Intentar siempre ir de la casa al trabajo,”, narra Bazán.

El próximo viernes el balón volverá a rodar, tras cinco meses de paralización. La industria del fútbol perdió, según datos de la LigaPro, USD 70 millones. Por ello, dirigentes, cuerpo técnico y futbolistas se han unido en una cruzada para intentar salvar la temporada.

Los clubes buscan que sus jugadores, principales protagonistas del fútbol, lleven una vida casi conventual, como la del argentino Bazán, que apenas conoce la capital.

En Católica y en Liga, según cuentan sus dirigentes, Santiago Cattani y Esteban Paz, respectivamente, se buscó persuadir a los futbolistas de permanecer en sus domicilios. “Yo creo que existe una concienciación importante de parte de los jugadores. Lo que está en riesgo es su salud, la de sus familias y también la industria del fútbol a la que pertenecemos”, señala Paz.

En otros equipos como Aucas, las medidas fueron un poco más intensas. El médico Daniel Rosales realiza controles virtuales a los jugadores de la Primera plantilla. Aleatoriamente, el galeno envía mensajes al Whatsapp de los futbolistas, que tienen que enviarle su ubicación actual, en un lapso no mayor de tres minutos.

Luis Miguel Escalada confirma la realización de los controles. Pero, en su caso, siempre está en su domicilio con su esposa Natalia y su hija Rufina.

“El jugador mayor es más responsable. A veces, por necesidad, los muchachos más jóvenes salen de casa, pero ahora la situación está complicada y hay que permanecer en casa”, cuenta ‘Pichu’ a este Diario desde su domicilio.

Las horas posentrenamiento transcurren entre la siesta, los videos infantiles que Rufina pide a su padre que le haga ver en la televisión. “Me tiene bailando todo el día el Baby Shark”, dice entre risas el jugador. Cuando la niña de 4 años descansa, ‘Pichu’ y Natalia se entretienen con las series ‘Vis a Vis’ y ‘The Blacklist’.

Natalia es la encargada de realizar las compras en el supermercado. A veces, el exjugador de Emelec y de Liga la acompaña en sus tareas. Escalada aún no debuta con la elástica de Aucas. La cuarentena le sirvió para completar el trabajo físico que no pudo realizar en la pretemporada.

Nicolás Dávila, volante de El Nacional, dice que el jugador de fútbol debe ser responsable y no necesitar que lo controlen permanentemente. Sin embargo, en el club le han dado charlas de prevención y cuidados y le han exhortado que si sale del cantón, en su tiempo libre, deberá anunciarlo y someterse a una prueba PCR.

El exvolante del América ha extremado sus medidas de seguridad: en su auto siempre lo acompaña un frasco de alcohol para desinfectar los objetos que toca.

Llega al complejo de Tumbaco cambiado y, luego de entrenarse, retorna de inmediato a la casa que comparte con sus padres Ángelo y Carolyn y su hermano Sebastián.

El quiteño trata de permanecer en casa. La quietud le sirve para recuperar los músculos, exhaustos luego de los entrenamientos. También le ayuda a estar lejos del mortal virus.