Ali bin al-Hussein y el suizo Joseph Blatter en la recta final por la presidencia de la FIFA. Foto: AFP
El abrazo emocionado de Juan Ángel Napout al peruano Edwin Oviedo demostraba que para el presidente de la Conmebol el largo día de elecciones presidenciales en la FIFA había acabado bien.
El ganador era Joseph Blatter, que cumplirá con un quinto mandato, pero la alegría del jefe del ente rector del fútbol sudamericano provenía de su convencimiento de que la confederación retendrá los 4,5 cupos de clasificación al Mundial de Rusia 2018.
La discusión estaba programada para el comité ejecutivo de mañana en Zúrich, pero Napout, que hoy asumió como vicepresidente de FIFA, aseguró que “la decisión ya está tomada”. “Ya tenemos la palabra de todos que la Copa del Mundo no se toca”, aseguró.
Blatter no había sido tan claro unos minutos antes, justo al cierre del Congreso. Dijo que el Mundial no se toca, pero también lamentó que Oceanía no tuviera más presencia en el gobierno de la FIFA (sólo un miembro en el ejecutivo) y en el Mundial (únicamente media plaza). “Debemos ser solidarios. Los que tienen más deben ser generosos”, dijo el suizo de 79 años.
Un dardo que podía ir dirigido a la poderosa Europa, pero también a una Sudamérica que en los últimos días parecía haber dado la espalda a Blatter.
La seguridad de Napout sobre las plazas mundialistas generó dudas. ¿Había votado Conmebol finalmente al suizo a cambio de conservar el “status quo”? “La idea nuestra era votar en bloque, pero nosotros tuvimos una crisis y de repente puede haber un país… Yo respeto todas las decisiones”, dijo el paraguayo.
Es decir, de unidad nada, y de claridad menos. El “whatsapp” entró casi a las 2 de la madrugada del viernes: “Hay 7 para Ali y 3 para Blatter. ¿Mañana?”, escribió una fuente de la Conmebol.
Mañana todo podía cambiar. De hecho, apenas cinco horas después de aquel mensaje, los delegados de las diez federaciones sudamericanas se reunieron de nuevo para discutir, una vez más, lo que llevaban discutiendo en el hotel Renaissance dos días enteros, desde que la redada policial del miércoles sacudió a la confederación.
El uruguayo Eugenio Figueredo, vicepresidente de FIFA; Jose Maria Marin, ex jefe del fútbol brasileño, y Rafael Esquivel, mandamás en la federación venezolana, fueron detenidos por agentes suizos por su implicación en una supuesta trama de corrupción destapada por la fiscalía de Estados Unidos, en la que también esta involucrado el ex presidente de la Conmebol Nicolás Leoz. “No es el mejor clima para celebrar unas elecciones”, aseguró a dpa el jefe del fútbol uruguayo, Wilmar Valdez, que hubiera preferido aplazar la elección. Uruguay, a quien todavía duele la sanción de FIFA sobre Luis Suárez, parecía el más firme en su apoyo al príncipe. “La Argentina creía en el cambio”, dijo por su parte el presidente de River, Rodolfo D’Onofrio.
Pero no todos pensaban así: el presidente de la Federación de Fútbol de Ecuador, Luis Chiriboga, aseguró que su voto fue para el suizo. “Yo voté a Blatter, lo he hecho desde el año 98 en Francia”, dijo el ecuatoriano. “Es el quinto periodo que a mí me reeligen en el fútbol ecuatoriano y la quinta vez que voto por Blatter”, agregó.
La Conmebol temía perder media plaza en favor de otro continente en el reparto de cupos para el Mundial de Rusia 2018, por lo que a su llegada a Zúrich parecía claro que sus 10 votos irían al bolsillo del suizo, que junto al argentino Julio Grondona mantuvo intacto el peso sudamericano en la Copa del Mundo.
El terremoto del miércoles, que puso a la región en el eje de un megaescándalo de corrupción y cuyas consecuencias aún son inciertas, lo dinamitó todo.