Los árbitros andan perdidos en el campeonato. Sacan tarjetas amarillas y rojas, según sus apreciaciones y no porque lo ameriten. Ellos se creen dueños del espectáculo y aún se resisten a entender que deben ser canalizadores del juego.
Así andan los árbitros en el país. Siguen siendo mediocres, sin excepción, que fácilmente se dejan influenciar por gritos de dirigentes y de futbolistas. Pero lo grave es la actitud que han asumido en insultar a los futbolistas dentro del campo. Esto no es nuevo. Ya lo hacían antes. Ahora lo hacen con más frecuencia y hasta usan términos racistas. La última muestra es lo que le pasó al defensa Luis ‘Cunti’ Caicedo, de Independiente. El árbitro José Luis Espinel reaccionó ante un insulto de Caicedo. Él también le dijo: “negro…”. Es inadmisible que los árbitros caigan en las provocaciones de los futbolistas y no asuman su real papel, desde el inicio del juego, colocando las reglas claras. Y lo peor es que las comisiones de Arbitraje y la Disciplinaria dejen pasar por alto estos casos. Eso no es ‘fair play’.
Estas escenas son repetitivas todas las semanas. No habrá mejorías, sino que será todo lo contrario, con reclamos de futbolistas y dirigentes por los malos arbitrajes. Y lo de ‘replay’ es la forma como la Ecuafútbol levanta sanciones. Así anda el fútbol, con una dirigencia de la Ecuafútbol que regula según las conveniencias para sostenerse en el cargo.